Hasta 26 horas ininterrumpidas llega a dedicarle a un videojuego Anja Falcon, gamer, gameplayer y youtuber queretana de 22 años. Su afición a los videojuegos comenzó a los cinco años, cuando su mamá llevó a casa la primera consola: un Nintendo 64. Reconoce que, en ocasiones, los videojuegos pueden ser una adicción, sobre todo en los niños, y apunta que es responsabilidad de los padres poner límites a esta actividad, de modo que pueda combinarse la afición con las actividades normales, como la escuela y las obligaciones en el hogar.

—¿Cuál es la diferencia entre gamer y gameplayer?

—La diferencia es súper leve, todos los que hacen gameplayer son gamers, pero no todos los gamer son gameplayers, porque los hacen gameplay son los que transmiten en vivo por alguna plataforma, ya sea Twich, Youtube, Daily Motion… y los gamer solo juegan para sí mismos”, señala la joven, quien platica que al salir de la preparatoria se tomó seis meses sabáticos para pensar sobre la elección de su carrera.

“Entonces me puse a jugar y de hecho ahí encontré un trabajo, bueno, yo no le llamo trabajo, entré a una liguilla de eSports y hacía mucho dinero ahí, pero te consume demasiado porque juegas prácticamente todo el día. Sólo me levantaba para comer, para ir al baño y ya”, confiesa.

Después de ese breve impasse en su vida, Anja se decidió por la licenciatura en Diseño Industrial, pues su objetivo es trabajar en una empresa que se dedique a hacer efectos especiales o a construir props (accesorios para disfraces y cosplays), pero asegura que en su futuro también siguen figurando los videojuegos.

“Me gustaría poder jugar videojuegos y que la gente lo vea, me encantaría que una compañía me hiciera partner para tener los más nuevos y hacer gameplays. Sí me encantaría trabajar en la industria de los videojuegos”, afirma.

—¿Qué juegas actualmente?

—Soy una jugadora semiprofesional de World of Warcraft , llevo seis años jugándolo —sí, es demasiado—; le he dedicado muchísimo tiempo, no hay día que no juegue eso; y ahorita estoy jugando un juego que salió hace dos años, se llama Bloodborne; es muy diferente a los que he jugado, no tiene historia explícita, la vas descubriendo conforme avanzas en el juego y vas recogiendo objetos; ahora tengo como la necesidad interior de sacar todos los trofeos, lo estoy “platinando” (platinar es sacar todos los trofeos del juego) y llevo 35% pero voy bien”.

—¿Por qué dedicarte a los videojuegos?

—Porque puedes estar en otra realidad, no es como un escape en mal sentido de tus problemas, pero puedes hacer cosas fuera de lo común: matar monstruos, volar, aunque la verdad conocer personas es lo que más me ha gustado.

“Nada como la realidad”

Y es que Anja afirma que, por ejemplo, jugando en línea Warcraft —un juego de rol con temática medieval— ha hecho amigos; y aunque no los conoce físicamente ni nunca los ha visto, la han apoyado, dice, en algunos de sus momentos “más oscuros”.

“Es muy extraño… extraño porque tienes una relación con la persona a la distancia, sin conocerla y aún así sientes que hay un lazo fuerte de amistad”, describe. Las redes sociales han posibilitado estas relaciones a distancia, afirma Niñarata77, quien cuenta que a través de su canal ha llegado a tener seguidores de Argentina, Honduras, Perú y Bolivia, además de sus seguidores mexicanos.

“A veces me pregunto: ‘¿cómo llegué hasta allá?, pues sólo a través de las redes sociales, gracias a ellas me conocen en Sudamérica”.

Pero en el mundo de los gamers también hay gente “tóxica” como los llama Anja. Dice que en muchas ocasiones tiene que enfrentarse a críticas o comentarios muy negativos que se esconden también en las redes sociales.

“Me molestan los estereotipos porque si soy una niña que me gusta arreglarme, pues nada más por eso.... y que seas gamer.... te juzgan y dicen que eres fake, y yo digo: ‘platica conmigo’, checa que es real lo que sé”.

Sin embargo, Falcon, identificada en Yotube como Niñarata777, reconoce que algunos conceptos de los gamers o jugadores de videojuegos como personas aisladas o freaks se cumple, pero sólo en ciertas ocasiones.

“Sí las hay, yo he sido de esas personas que están encerradas y más cuando se estrena un juego y recién lo tienes... es como que te dan ganas de no salir nunca y sudar y no importa lo que huela ahí en tu cuarto, sólo quieres seguir jugando”, dice.

“Pero también es de cada persona, no me gusta estar ahí todo el día aislada, aunque tengas amigos en línea nunca va a ser igual el contacto humano al virtual, nunca va a ser igual el sentir a una personas enfrente de ti y hablarle a los ojos”.

De su familia, la qué más la apoya en esta actividad como gamer es su mamá. Las dos han pasado noches y madrugadas como cómplices, dedicadas al juego. Incluso, nos cuenta Anja, en ocasiones, cuando le ha dado por jugar algún título de terror en la madrugada “y le entra el miedo”, le pide a su mamá que la acompañe, aunque sólo sea para verla jugar y sentirse acompañada.

Sin embargo, tiene un problema generacional con su abuela; a quien “no le gusta nada” y no está de acuerdo en que la joven se dedique a subir videos o tutoriales a Youtube.

“Yo creo que igual y piensa que puedo quedarme ahí estancada para siempre, mi mamá me apoya un poco más, ella fue la que me inculcó el amor por los videojuegos, así que con ella juego también a veces, pero yo creo que más que nada se nota en mi responsabilidad y mientras siga cumpliendo con mis cosas no va a haber ningún problema en que yo gaste mi tiempo libre jugando”, reconoce.

Las reglas

Agrega que una de las estrategias que utiliza su mamá para “controlar” la afición a los videojuegos de esta gamer es precisamente establecer horarios. Horarios para ayudar en la limpieza de la casa. Horarios para ir a la escuela. Horarios para hacer la tarea. Y también tiene que ver con la madurez “de su edad”, afirma Anja.

“Creo que te das cuenta de que todo lo puedes hacer. Mi mamá me dice “tú tienes hasta tal hora para terminar todas las labores de hogar: lavar trastes, limpiar tu cuarto...” y de ahí soy libre, entre más rápido termine mis cosas, como mi tarea, más tiempo tengo para jugar. Es como un incentivo para mí misma”.

—¿Qué pasa con las horas de sueño?

—Sí hay días en que me duermo muy tarde y me tengo que levantar extremadamente temprano y terminas con ojeras y te ves muy mal, pero hay días en que digo ¡hoy duermo!, porque mi cuerpo ya no aguanta, me recargo la batería y sigo haciendo lo normal.

Alguna vez Anja se empleó en una tienda especializada en videojuegos. Dice que aunque ha habido un boom en el consumo de este entretenimiento, son las nuevas generaciones las que lo están impulsando, luchando contra los prejuicios de la anterior.

“Mucha gente llegaba a pedir juegos para sus hijos pero no querían nada violento ni nada muy gráfico, entonces yo les decía ‘no te puedo vender nada’, porque cada vez los juegos son muy explícitos. La gente tiene miedo de que sus hijos no sepan controlar la adicción, como en todo se dejará de ir satanizando ese tipo de cosas y podrán tener la mente un poco más abierta a todo este mundo”.

—Se dice que los niños se pueden hacer violentos por los videojuegos…

—Cualquier cosa te puede hacer violento si no lo controlas. Si eres niño maleducado, vas a maltratar a tus papás si te dicen que dejes de jugar. Yo creo que más que nada viene de la relación de las personas con sus hijos.

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