Que no ganaba como visitante, que aquello de las finales todavía se le complicaba, que nunca un técnico extranjero había hecho campeón al Cruz Azul, ya no de Liga, sino de cualquier cosa desde su ascenso a Primera... El equipo cementero es campeón de la Copa en su versión Apertura 2018, con una autoridad que ahora debe trasladar al torneo liguero.

El mayor mérito de La Máquina fue siempre mostrarse convencido de que podía lograr el primero de los dos títulos en disputa este semestre. Volvió a ser el equipo agresivo pero equilibrado que ha trabajado Pedro Caixinha.

Cumplieron todos. Desde el portugués, quien aseguró que lucharán por el doblete, hasta Guillermo Allison, criticado por sus fallas en otros encuentros, pero que ayer tuvo el partido de su carrera. Ese  futbol de  orden le abrió el camino del triunfo al Cruz Azul (0-2), sobre un Monterrey que ha sumado su tercera derrota en finales en su nuevo estadio (dos de Liga y una de Copa). Debe ser una maldición... Pero como siempre pasa en estas batallas, el triunfo no es una cosa sencilla. Los equipos se midieron, mostraron  lo  mejor que tenían hasta los primeros 30  minutos  y después, Elías Hernández rompió con la paridad que se había generado desde el mediocampo a partir de la disputa del balón. En un servicio de Adrián Aldrete por izquierda,  Juan  Pablo Carrizo, arquero regio, dejó el balón a la llegada de Hernández (33’), que conectó con la pierna derecha. En ese remate iba toda la ilusión de un equipo y su afición. Gol cementero que lo ganaba justamente y después lo trabajó para no solamente mantener la ventaja, sino para llevar el juego a donde no pudiera arrebatárselo su rival.

Para amarrar el campeonato de Copa, tuvo que aparecer otra vez Elías, que junto con Alvarado, sirvió a Cauteruccio. El uruguayo empujó el balón y en ese momento quedó claro que no habría poder que le quitara el campeonato.

Lo que vino después fueron los intentos de Rayados por reaccionar, pero la resignación llegó primero. 
Diez minutos antes del final, su gente comenzó a salir del estadio. Fiesta azul, de visitante y tanto que le había costado ganar fuera de casa. Alegría cementera en patio ajeno y el inicio, según Caixinha, del camino al doblete para alcanzar esa Liga que tanto se les ha negado.

Por ahora, los cementeros han dejado atrás aquello de no saber ganar los duelos importantes y tienen algo que disfrutar.

bft

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