MADRID.— Finalmente José Mourinho recuperó la memoria. El portugués recordó la fórmula “anti-Barça” que tan famoso lo había vuelto cuando dirigía al Inter de Milán y la llevó a la práctica para coronarse en un torneo que no le interesaba, pero que sí festejó.

Real Madrid derrotó 2-1 a Barcelona y con un acumulado de 4-4, se llevó la Supercopa de España, gracias a los goles de visita anotados la semana pasada en el Camp Nou.

Fue una batalla épica en lo que se puede considerar como uno de los mejores clásicos de los últimos años. El Madrid tuvo una primera parte de ensueño y se quedó corto al marcar dos goles, vía Gonzalo Higuaín y Cristiano Ronaldo, contra 10 culés, debido a la expulsión de Adriano (27’); pero Lionel Messi volvió a la vida a su equipo con un golazo de tiro libre, una vida que se le fue entre las manos hasta los últimos segundos del juego, ya que a pesar de la inferioridad numérica, los azulgrana nunca dejaron de pelear.

Mas el título es merengue, un campeonato que se va a sus vitrinas por novena vez en su historia y que cae como bálsamo después del mal inicio del torneo de Liga.

La primera parte fue completamente del Real Madrid, sin lugar a dudas. El Madrid fue a morder al Barcelona, a quitarle el balón y hacer la transición a lo largo. Así, Pepe habilitó a Higuaín para que lavara su error de los primeros minutos y anotara el de la ventaja (10’).

Con el marcador empatado a tres, la ventaja era de los blancos, que no se quedaron satisfechos, pues fueron a la carga tratando de matar el juego, pero Víctor Valdés se volvía el héroe de su equipo.

Pero ante la genialidad hay poco que hacer. En otro servicio en largo, Cristiano hizo una recepción de tacón, la cual lo enfiló hacia la portería de Valdés y con tiro cruzado aumentaba la ventaja (18’).

Este marcador obligaba al cuadro de la ciudad condal a marcar al menos dos goles para volver a la pelea.

Herido de muerte, el Barcelona no entendía lo que sucedía. A Pepe le anularon un gol en una falta dudosa y minutos después Adriano fue echado del campo.

El Barça respiró hondo y entendió que ante tanta desgracia lo mejor era regresar a sus orígenes. No se apresuró, decidió guardar la pelota, hacerla suya y acercarse poco a poco al área de Íker Casillas. Lo logró al final de la primera parte y ahí Lionel Messi apareció; el argentino, que había sido secado por Pepe, encontró en un tiro libre bellamente ejecutado el gol que le daba vida a su conjunto de cara a los 45 minutos finales.

Pidió la hora

La segunda parte fue blaugrana. El balón volvió a ser de su propiedad, pero el espacio era del Madrid. Una y otra vez los porteros hacían sus intervenciones. Casillas detenía todo lo que le enviaba Pedro y Valdés contenía los bombazos de Higuaín, Ozil y el propio Cristiano.

Los últimos minutos fueron dramáticos; el Barcelona tocó la puerta, pero el Madrid pidió la hora y le echó tres candados. Messi al final la tuvo, pero echó la pelota a un lado.

El árbitro pitó y Mourinho se fue saltando al vestidor. Dijo que la Supercopa no le interesaba, pero dentro de él sabía que era más que importante dar el golpe mediático. Las batallas han comenzado y el Madrid lleva ventaja, ante un Barcelona que con una nueva cabeza, ha recibido su primer gran golpe.

Al final del duelo, Íker Casillas, arquero del Real Madrid, felicitó a su colega Víctor Valdés, pero dejó en claro que el cuadro merengue mereció el título: “Valdés estuvo de diez, pero nosotros merecimos la victoria”, afirmó el capitán blanco.

Google News