Empate que sabe a derrota en Cruz Azul. Otra vez, la misma historia contada en diferentes tiempos. Guadalajara vino al estadio Azul a jugar como local y aunque apenas sacó el empate a un gol, se va con el sabor a triunfo porque sobrevivió a jugar casi todo el segundo tiempo con diez hombres, ante una Máquina que no tiene el gen ganador, que sigue sin ser contundente, ahora ni dominador, y que dejó mal parada a su gente.

Es verdad, el campeón, las Chivas, aún no ganan en el torneo, dos empates y si se le quiere agregar más, una derrota en la Copa, pero con lo que tiene le hizo juego a los Cementeros que bajo el mando de Francisco Jémez simplemente no cuentan con imaginación.

Cruz Azul sigue sin ligar dos triunfos seguidos. Desde el Apertura 2005, jornada 2 y 3 no lo hace y lo peor es que a este paso… quién sabe si lo conseguirá.

La Máquina fue insistente pero predecible en el primer tiempo. Édgar Méndez se enfrentó a todos los defensores chivas y en todas perdió, hasta que en una salió bien librado, mandó un centro que se estrelló en Hedgardo Marín, pero el balón le quedó a modo a Rafael Baca, quien venció a Rodolfo Cota (30’).

La entrada de Javier López le dio otra proyección al chiverío, que decidió no negar su ADN ofensivo y fue al frente a buscar el empate. Tardó 15 minutos, pero lo logró cuando Rodolfo Pizarro sacó la magia de la chistera, entró al área, dejó clavados a Domínguez y Silva y venció con facilidad a Corona (63’).

La alegría de los tapatíos duró poco. El juego intenso y al límite cobró factura y Édwin Hernández se fue expulsado. Otra vez, La Máquina tenía todo a su favor para poder sacar el triunfo.

Pero no. No hubo dominio, ni posesión, ni se hizo notar que había un hombre de más en la cancha a favor de los Cementeros.

En lo único que igualó Cruz Azul a las Chivas fue en que Adrián Aldrete también se fue expulsado.

El juego terminó y el estadio Azul se pintó de rojiblanco. Los abucheos de la afición cementera se escondieron por la ovación de la nación rojiblanca, la gente chiva que agradeció el alma de su equipo, del campeón, que aún no gana en el torneo, pero que promete.

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