Desatienden unos minutos sus respectivas prácticas para reencontrarse con ese amigo que nunca dejará de serlo, sin importar la distancia. Antonio Mohamed y Diego Simeone se funden en un emotivo abrazo, mientras el América y el Atlético de Madrid trabajan, simultáneamente, en las instalaciones de las Águilas.

Hay risas, anécdotas y una que otra lágrima. Par de hombres que crecieron juntos en Buenos Aires, a quienes el rodar de la pelota les alejó físicamente, mas nunca en el ámbito emocional.

Esta tarde, en el Estadio Azteca, sus clubes chocarán dentro de la Copa Euroamericana. Amistoso de alto nivel para los amarillos, cuyo estratega presume mayor resistencia al paso del tiempo.

“Hemos jugado juntos desde chicos, en infantiles, Mundiales Juveniles, selección mayor (de Argentina) y, a partir de los 40 años, me he quedado bien, en esa edad, y él ha seguido creciendo”, bromea El Turco. “Se ve más avejentado, pero los dos tenemos 44”.

“No, tú te ves más grande”, refuta El Cholo, alegre. “A ti te ha ido peor”.

Mohamed fue formado como jugador en Huracán y Simeone en el Vélez Sarsfield, pero la calidad de ambos les catapultó a la Albiceleste. Se hicieron amigos y cómplices dentro del campo. El hoy entrenador azulcrema era un virtuoso, auténtico genio que convertía en oro los balones robados por Simeone, quien marcaba la pauta desde la trinchera.

“Es un placer enfrentarlo”, insiste Mohamed. “Ya lo hemos hecho varias veces. Seremos rivales 90 minutos, pero somos amigos en la vida y ojalá que nos podamos ver mucho más seguido”.

Dejaron de frecuentarse desde que el océano Atlántico les separó. Antonio (2 de abril de 1970) sólo es 26 días mayor que Diego (28 de abril de 1970), lo que ha contribuido a que sean tan afines en muchos aspectos.

“Enfrentar al América es importante”, sentencia el director técnico de los Colchoneros.

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