Moscú.— El amanecer en la capital de Rusia es lleno de luz. Desde las 4 de la mañana, el sol aparece anunciando que no se meterá hasta ya muy tarde... y en el equipo mexicano piensan exactamente igual.

“No podemos permitir que sea otro el mensaje”, afirma el volante veracruzano Miguel Layún, porque el golpe que se recibió de Suecia no fue mortal. Sigue con vida y en octavos de final, esa ronda que el Tricolor ha sido incapaz de librar durante las más recientes seis Copas del Mundo.

“Estamos molestos, no lo podemos negar. Queríamos cerrar [la etapa grupal] de la mejor manera. Ahora tenemos que sacar ese coraje, la frustración por ese partido lo más pronto posible. Hay que recordar, no se nos puede ir de la mente que estamos clasificados por méritos propios. No podemos permitir que sea otro el mensaje”, reitera el futbolista del Sevilla.

Se escuchan risas, bromas en el campamento mexicano, que se efectúa en las instalaciones del Dynamo Novogorsk. Hay un partido de tenis-balón, se da una jugada polémica y alguien grita... “¡se queda así, aquí no hay VAR!”.

Todavía duele que el árbitro argentino Néstor Pitana se haya rehusado a revisar la acción del penalti, cometido por Héctor Moreno, frente a los escandinavos. Es cierto que el marcador final fue 0-3, pero los seleccionados consideran que esa jugada fue catártica, ya que representó el segundo gol en contra.

Y Layún ensalza lo conseguido por el equipo nacional, a pesar de los pesares. “Le ganamos al campeón del mundo, a Alemania, y le ganamos a Corea del Sur también, una Corea que también dio un partidazo y le ganó a Alemania, porque buscaba su clasificación. Nadie nos regaló nada; sí, es lamentable que se nos diera este mal juego, pero estamos bien, ya pensando en lo que viene”, afirma, con tono de molestia.

Hay muchas interrogantes sobre por qué la Selección Mexicana mostró esa cara en el momento menos adecuado, por qué las fallas, por qué las desatenciones, por qué la fragilidad defensiva, por qué la falta de contundencia, justo en un partido que —de no perderse— otorgaba el acceso a la zona menos difícil del cuadro.

¿Quizá los pies tricolores no estaban en la tierra?

“Para nada. Teníamos y tenemos los pies en la tierra. En el partido intentamos imponer ciertas condiciones, pero ellos llevaron el juego a donde querían, al sector físico. Luego viene ese par de contragolpes y el gol en un saque de banda. Al final, es una gran enseñanza que no vamos a olvidar y que nos servirá para el próximo juego”, sentencia.

Al inicio del Mundial, el 90% de las opiniones afirmaba que la Selección Mexicana perdería ante Alemania; hoy, en un porcentaje similar, se asegura que se caerá en octavos de final contra Brasil...

Pero Layún pone las bases para creer que se puede volver a dar un buen golpe: “Hoy se demuestra que el futbol mundial es por demás parejo. Corea le gana a Alemania, esa es una gran muestra. No hay esas diferencias de antes. Brasil ya no hace cinco o seis goles a quien se le pone enfrente, ni Alemania, ni España; a Portugal le costó trabajo. El futbol actual es muy disputado, todo puede suceder”.

Al fondo risas, bromas. El futbol no es más que un juego, porque aunque se volvió profesional, la esencia queda, y también el mal sabor.

“Sí, hay un sabor agridulce por cómo se llegó, pero hay que limpiar la cabeza. Hemos hecho un gran trabajo hasta ahora y lo podremos seguir haciendo”, subraya.

Cuestión de tener fe.

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