Guadalajara.— La celebración revela su sentir: es chiva de cuna y formado en el Guadalajara. Los colores rojo y blanco los lleva más allá de la camiseta. Por eso, grita eufórico. Corre hacia la banda. Se toma el escudo sobre el pecho. Llega a la línea de medio campo. Ahí, sus compañeros lo abrazan. Es una escena fraterna. Pasional. Emotiva. Omar Bravo festeja el gol con el que Chivas derrota a Toluca, para avanzar a la final de la Copa MX.

Apenas instantes atrás, dentro del área, ha prendido una volea espectacular, de esas que practica todos los días. La defensa se cruza en el camino del remate. Hay un desvío. Alfredo Talavera queda sin oportunidad. No importa: de cualquier forma, esa pelota tenía como destino las redes. Golazo que sentencia.

Para meterse a la final, el técnico Matías Almeyda ha recurrido a algunos de sus jugadores habitualmente titulares en la Liga. El mochiteco es uno de ellos, lo mismo que Oswaldo Alanís o Raúl López. Los Diablos vienen con lo mejor que tienen. Quieren aspirar al título.

El Rebaño asume la obligación que le corresponde por ser local en una eliminatoria de partido único. Minuto 33. Tiro de esquina por el costado derecho. La pelota viaja hasta segundo poste. Se abre. Omar Bravo recorre hacia atrás. Acomoda el cuerpo. Conoce la jugada a la perfección. El impacto es letal. La redonda termina en las redes.

En el complemento, Toluca se va encima. Fernando Uribe recibe un servicio profundo; vence a Rodolfo Cota, por abajo, pero el silbante Érick Yair Miranda anula por un apretado fuera de juego, al 64’.

Por segundo semestre en fila, Chivas está en la final. El Rebaño quiere un nuevo título en sus vitrinas.

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