Puebla.— Hubo más caras de dolor que jugadas de virtuosismo en el terreno de juego. Reparto de patadas de Argentina, mientras las quejas de México se hacían evidentes cada vez que sus rivales los golpeaban.

Despedida que incrementó la amargura para la escuadra mexicana, cuando el silbante, John Pitti, anuló un gol a Carlos Salcedo al minuto 59. El Tri Olímpico viajará a Brasil con un 0-0 a cuestas.

En esa jugada, el portero de la Real Sociedad, Sebastián Rulli, se pasó y el juez central “inventó” una falta para mantener la igualada. No hubo contacto de algún nacional para decretar la infracción.

Fue la primera vez que ambas selecciones se vieron las caras desde la final de los Juegos Panamericanos de 2011, cuando la Selección Nacional se quedó con la medalla de oro al ganar 1-0.

Calentura a tope. El amistoso perdió esa etiqueta demasiado pronto. Entradas arteras, barridas dignas de un barrio bravo que dejó a los visitantes con 10 jugadores por la expulsión al 90’ de Lautaro Gianetti.

Las alarmas se prendieron cuando Hirving Lozano terminó derribado y con un rictus de dolor que parecía dar la impresión de ser algo grave. El rostro de Raúl Gutiérrez, en la banda técnica, se descompuso, porque el “Chucky” no se levantaba. El hombre que está destinado a marcar diferencia en los Juegos Olímpicos para México estaba herido y no se sabía la gravedad.

El “Potro” mandó a calentar a Alfonso González por si las dudas. Pero Lozano se levantó y continuó el juego. También se mantuvo en la mira de los zagueros argentinos, quienes lo reconocieron como el jugador de talento del Tri.

México apretó la pierna. Se puso a la par del partido que proponía la Albiceleste. Comenzó con las barridas temerarias, para corresponder a los codazos de su contrincante.

La primera parte transcurrió así. El segundo tiempo fue la calca del primero. Poca chispa.

Los presentes en el estadio Cuauhtémoc, quienes estuvieron lejos de llenar el coso poblano, comenzaron con la desesperación. Gritaban al por mayor, querían una entrega que pudiera darle la victoria a México.

Argentina jamás cambió. Se notó que los problemas que vive su Federación han terminado por permear en el representativo que irá a Brasil. De aquella generación de Lionel Messi, Ángel di María y Sergio Agüero, sólo quedan recuerdos, porque la magia argentina fue nula anoche.

México intentó. Con más ímpetu que con una idea clara. Entre el temor a las faltas y la carencia de imaginación para generar peligro sobre la meta rival, se asfixió.

Los sudamericanos se salieron con la suya. Lozano, Rodolfo Pizarro y Érick Gutiérrez, los gestores del buen juego nacional, quedaron anulados. Oribe Peralta y Marco Bueno, los delanteros, no pudieron generarse opciones por sí mismos. Nadie les pudo poner de frente a la portería donde suelen ser letales.

La presentacíón de Alfredo Talavera con esta Selección no tuvo mayores problemas. Se le notó el liderazgo y esperiencia.

El Tri va en la búsqueda de refrendar la medalla de oro conseguida en Londres 2012. Por el momento, el brillo mexicano está lejano de lo que ha presentado el conjunto de Gutiérrez. Es un enigma. Se espera que la noche que se vivió ayer en Puebla quede olvidada, si se consigue el metal dorado en el histórico estadio de Maracaná.

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