Sao Paulo.— El golpe de realidad que sufrió el Toluca en Brasil fue tan severo, que selló virtualmente su eliminación de la Copa Libertadores de América. Sería un verdadero milagro que lograra revetir el 4-0 con el que regresó del estadio Morumbí.

“Podemos ganar tranquilamente al Sao Paulo”, anunció José Cardozo, técnico de los Diablos Rojos el sábado pasado.

Y, pues no sucedió como lo vaticinó el paraguyo. El club mexiquense terminó goleado con facilidad por el coloso paulista. Uno tras otro, los goles de la escuadra local cayeron sin mayor resistencia de la escuadra escarlata.

Nadie de los jugadores escarlata lució, ni siquiera su siempre brillante portero, Alfredo Talavera. Todos vivieron una debacle personal y colectiva que terminó por decantar la serie apenas en los primeros 90 de la eliminatoria de octavos de final.

Al minuto 27 comenzó el desmoronamiento del Toluca. Un saque de banda desde un costado botó en el área y llegó Bastos para fusilar a Talavera.

Con el 1-0, la incertidumbre se apoderó de los Diablos. Se quedaron confundidos y el Sao Paulo fue por más anotaciones. Poco antes del descanso amplió la ventaja.

Ricardo Centurión tomó el esférico en el borde del área. Metió un disparo preciso y al ángulo de la portería escarlata.

El medio tiempo sólo fue el anuncio de que la historia sería aún peor para los mexicanos.

Lejos de poder contener el poderío paulista, en la segunda mitad, los Diablos Rojos se dedicaron a ver cómo su meta era atacada.

Thiago Mendes desquebrajó a la, de por sí, endeble zaga para hacer el tercero y poner la goleada.

El sello final al partido y a la eliminatoria lo colocó Centurión, quien hizo un doblete, en el 61’.

Si no sucede una gesta histórica en el Nemesio Díez, Toluca será marginado de la Libertadores. La era de José Cardozo en el banquillo escarlata agoniza.

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