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Phoenix.— Se dice que el miedo no existe. Que simplemente es una emoción inducida por situaciones que quizá vayan a ocurrir, pero es innegable que esa condición ha sido la alidada predilecta de un selecto grupo de defensivos que la han usado a favor a lo largo de la historia.

El último de ellos es Kam Chancellor, safety de Seattle.

Chancellor, apodado el ‘Comisionado’ por sus compañeros por la manera en que hace respetar la ley dentro de los emparrillados, es parte fundamental del éxito de la unidad defensiva que ha tiene a los Seahawks a las puertas de conseguir el primer bicampeonato en la NFL desde hace una década.

Gran parte del éxito de Chancellor como defensivo profundo se debe a que posee la rara combinación de contar con el tamaño físico de un linebacker, pero la velocidad de un esquinero. La otra parte que lo ha hecho uno de los mejores en su posición de los últimos años, es la capacidad de golpear a cada jugador que osa pisar sus terrenos.

“Me gusta cumplir con ese papel de guardián”, dijo Chancellor en charla con EL UNIVERSAL, ayer en las instalaciones del hotel Arizona Grand, donde se hospeda el equipo para el Super Bowl XLIX. “Me gusta mucho el contacto físico y propinar golpes que alteren un partido”.

Desde que llegó a la NFL en 2011, eso es lo que Chancellor ha hecho en la Liga, pero esta temporada quedó claro el peso que carga en sus hombros con los Seahawks.

En la pretemporada, Chancellor fue operado de la cadera y en las primeras semanas estuvo limitado con problemas en la ingle y en el tobillo que lo mermaron claramente. Como consecuencia, Seattle inició la temporada con marca de 3-3 y la sombra de duda sobre si podrían repetir como campeones se vino sobre el equipo.

“Somos un grupo de hombres malos cuando él está presente”, dijo el esquinero Richard Sherman. “Somos como un grupo de perros salvajes hasta que no llega el león [Chancellor] a guiarnos”, agregó.

No es coincidencia que una vez que se recuperó, los Seahawks ganaron nueve de sus últimos 10 juegos de temporada regular, para quedarse con el mejor récord de la Conferencia Nacional. En los Playoffs, el safety tuvo una intercepción de 90 yardas para sellar un triunfo ante Carolina y ante Green Bay golpeó brutalmente a Richard Rogers.

Al igual que el año pasado, cuando inició el juego propinando duros golpes a los receptores de los Broncos de Denver en el Super Bowl, Chancellor espera poder marcar su territorio pronto ante los Patriots.

“El año pasado, no era mi plan golpearlos, pero este es un juego físico y cuando sales al campo, sabes que te pueden golpear en cualquier momento”, afirmó Chancellor sobre el juego ante Nueva Inglaterra.

El reto para Chancellor y la defensa de Seattle es contener una vez más a un quarterback que cuando decida retirarse tendrá su pase directo al recinto de los inmortales, como Tom Brady.

“Para ser el mejor hay que vencer al mejor”, afirmó el profundo, que el año pasado silenció al ataque de los Broncos de Peyton Manning, otro quarterback de leyenda. “Ese triunfo es un éxito del pasado y nosotros vivimos del presente, vemos adelante y la misión es ganar otro anillo, el domingo”.

Si los Patriots quieren tener éxito al ataque, eventualmente tendrán que cruzar por la zona del safety fuerte. Aunque ningún jugador rival aceptará que tiene miedo, nadie los culparía, si lo admitieran. Después de todo, a nadie le gusta ser golpeado a toda velocidad por un hombre de 1.87 metros de estatura y 110 kilogramos de peso.

“No creo que jugadores de este nivel se intimiden, creo que tienen respeto y no sólo a mí. Cuando juegas ante un equipo como el nuestro, de antemano sabes que te van a golpear y que te van a golpear muy duro”, advirtió.

“A mí me dicen que soy un comisionado encargado de hacer respetar las reglas y lo hago con base a dolor que provocan los golpes, porque sé que si pego fuerte, puedo cambiar un partido”, añadió. “Disfruto mucho el poder ser una fuerza destructiva”.

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