Carolina Valencia se siente “mejor que nunca”. De regreso al alto rendimiento tras dos años de ausencia con la selección nacional y con un litigio por dopaje sin concluir, la halterista mexicana retoma los sueños coartados en 2013, cuando dio positivo por estanozolol y boldenona en el Mundial de Polonia.

En charla con EL UNIVERSAL desde Miami, la oriunda de Quintana Roo reitera su inocencia y revela que el proceso continúa, pues los tres bronces obtenidos en aquella ocasión aún están en su poder.

“Hubo cosas que estuvieron mal, en la prueba B salió una sustancia distinta a la de la acusación, me fui a juicio y la IWF [Federación Internacional de Halterofilia] no quiso reconocer los malos manejos de mi análisis. Yo tengo las medallas porque metí una apelación que no se ha resuelto, todo fue un error del laboratorio”, dijo Carolina, quien hace unos días obtuvo dos preseas en el Panamericano de la especialidad.

Tras ser acusada perdió sus becas deportivas; fue de su gimnasio en Quintana Roo de donde la halterista obtuvo recursos para entrenar.

“Todos me dieron la espalda, sólo mi estado me respaldó con todos los gastos de mi juicio, los boletos de avión y el pago del abogado. Llevo cuatro años de no vivir de las becas. Creo que con las medallas que gané en Miami le demostré a las personas que dudaron de mí que no soy culpable, pues de ser así mis marcas no habrían mejorado ”, explicó.

La halterista es tajante al referirse a su relación con la Federación Mexicana, dirigida por Rosalío Alvarado.

“En el pasado ese tema me causó mucho estrés y me hizo empeorar mis marcas. No hay comunicación ni entendimiento entre federativos y atletas; para evitar eso entreno en mi estado”. Y prefiere no tener altas expectativas para el ciclo que inicia.

“Claro que me gustaría representar a México en el ciclo olímpico, pero no quiero presionarme. Por lo pronto mis metas son el Centroamericano, en Guatemala y el Mundial a finales de año, donde espero ubicarme en el top cinco”.

El apoyo de su esposo, el también halterista Bredni Roque, fue fundamental para mantener sus ganas de competir.

“A veces cuando yo no podía participar en eventos nos entraba la nostalgia, pero entendimos que son jugadas del destino”.

Regresar al alto rendimiento llenó de alegría a la seleccionada, aunque aún no está al cien por ciento. Hoy vuelve a la Ciudad de México.

Google News

TEMAS RELACIONADOS