Pidió que nadie se interpusiera entre él y la pelota desde que el árbitro César Ramos señaló la falta sobre Carlos Salcido. Fernando Arce ya había elegido qué hacer... Y estaba convencido de que Alejandro Palacios no tenía ni idea de lo que pasaría.

Teoría comprobada cuando el esférico besó las redes universitarias. Casi 10 años después, el Guadalajara volvió a ganar en Ciudad Universitaria (1-0). Justo a tiempo. Hoy, los puntos son genuinas esperanzas de vida para un equipo que enseñó el músculo, sobre todo durante la segunda mitad, esa en la que asfixió a los Pumas.

Recompensa al dominio ejercido, sin importar la expulsión de Ángel Reyna (76’). Aún con un hombre menos, las Chivas se las ingeniaron para acorralar a los felinos. La anotación de la deseada victoria parecía cuestión de tiempo.

El problema es que casi se les acaba. Jair Pereira y el propio Arce estremecieron el larguero felino. Simples sustos para un pueblo que había olvidado el dolor que provoca la caída, en casa, ante uno de los rivales contra los que se exige no perder.

Cumplieron el precepto durante los más recientes 10 choques (tres victorias y siete empates). La más reciente alegría rojiblanca en el siempre hostil Olímpico Universitario había sido el 21 de noviembre de 2004 (5-1).

Los tapatíos presentían que era el momento de fulminar una de sus rachas más terroríficas, pero el balón se negaba a entrar. De poco les servía gobernar el duelo.

Hasta que Arce aprovechó el ímpetu del Pikolín y lo sorprendió con ese zapatazo que desató el júbilo en la zona sur del estadio (86’).

Dos festejos en igual número de partidos para un hombre que fue fichado con el objetivo de otorgar equilibrio en la zona de volantes y ayudar en la generación de opciones ante las porterías adversarias. Ha rebasado las expectativas. Es el goleador de un Guadalajara en el que no existe margen de error.

“Hoy [ayer], Chivas merecía ganar”, presumió el héroe rojiblanco. “El equipo está muy motivado, agarra mucha confianza para los próximos encuentros. Vamos por buen camino, se ha trabajado bien”.

Aunque los Pumas también pudieron ganar. Su mejor opción fue aquella en la que Matías Britos quedó frente al arco, tras el pase de Javier Cortés. El uruguayo tardó una fracción de segundo en patear, suficiente para que Antonio Rodríguez se reubicara y alcanzara a contener el envío.

“En el segundo tiempo, [las Chivas] fueron mejores y ahí se presenta la oportunidad donde cae el gol, aunque nosotros tuvimos la posibilidad para cambiar [el rumbo del juego]”, lamentó José Luis Trejo, director técnico auriazul.

Única llegada durante el complemento, ese en el que el Rebaño Sagrado versión Apertura 2014 demostró ser un equipo con músculo para luchar por los puestos de vanguardia y exorcizar fantasmas.

Ayer se deshizo de uno grande, que solía aterrarlo cada que se presentaba en Ciudad Universitaria.

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