Ekaterimburgo.— Corea del Sur clasificó a México. El sufrimiento estaba en el campo donde jugaba la Selección Mexicana, pero las miradas en Kazán. Así se vivió el final del peor partido del equipo dirigido por Juan Carlos Osorio en Rusia 2018.

Un tormento para todos, que estaban pendientes de cómo el árbitro estadounidense Mark Geiger revisaba la jugada del primer gol de Corea del Sur. Segundos de taquicardia para todo México, pero cuando salió de la caseta donde está el monitor y decretó como válido el gol de Young-Gwon Kim, inició la celebración más extraña en la historia de la Selección Mexicana. Por un lado, vapuleada, y por el otro clasificada a octavos de final, donde jugará contra Brasil el lunes.

Cuando México debió encontrar futbol, desapareció. La Selección fue destrozada, nunca se encontró y Suecia, con aplicación, fortaleza y hambre —pese a sus múltiples fallas—, fue infinitamente superior.

Ni por ser la primera vez, en 51 partidos de la era Juan Carlos Osorio, que se repitió alineación, el equipo mexicano pudo. Una tarde gris en Rusia, que se salvó por la eliminación de Alemania, porque nada puede ser positivo después de ser goleado en Copa del Mundo. Fue la peor derrota del Tricolor en este evento desde Argentina 1978. El ridículo más grande en las últimas cuatro décadas.

La amonestación a Jesús Gallardo, a los 13 segundos de partido, tal vez era presagio de la tragedia. Es la tarjeta más rápida en la historia de los Mundiales.

Suecia hizo lo que debía: atacar. Y si no anotó en el primer tiempo fue por las constantes fallas de Emil Forsberg, quien se cansó de echar a perder las llegadas escandinavas. Como también Néstor Pitana, árbitro argentino que fue a revisar un evidente penalti cometido por Javier Hernández metiendo la mano, pero el VAR sólo se aplica correctamente cuando no hay soberbia.

El segundo tiempo fue penoso

La Selección parecía ese equipo del 0-7 en Santa Clara contra Chile: sin reacción, ni ideas... Sin nada. Ludwig Augustinsson tuvo un premio merecido, anotó el 1-0 y, de ahí, llegó el desánimo de los futbolistas mexicanos. El segundo gol, por un penalti bien marcado. Héctor Moreno fue amonestado y está fuera para el partido de octavos. Andreas Granqvist puso el 2-0 (62’) y, 12 minutos más tarde, un autogol de Édson Alvarez dejó las cifras definitivas.

Humillados, pero con el pase. No hay peor manera de hacerlo: aprovechando que la peor Alemania de todas los clasificó.

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