FORTALEZA.— Miguel Herrera ha vuelto al noreste brasileño con unas cuantas mudas de ropa. El grueso de su equipaje mundialista se quedó en Santos, a donde pretende regresar y alistar ese juego que para muchos significaría la gloria, aunque él lo ve como un simple trampolín hacia el verdadero objetivo.

Si su Tricolor vence mañana a Holanda, El Piojo será el primer director técnico nacional que alcanza los cuartos de final en una Copa del Mundo fuera de México. Habrá derribado esa muralla que se solidificó durante los más recientes 20 años, pero no le bastaría. Él y sus 23 elegidos vinieron a Brasil a demostrar que las rondas finales no son utopía para los verdes, así es que la amargura sería la misma en caso de exprimir a la Naranja Mecánica y luego caer ante Costa Rica o Grecia.

“Lo mínimo que queremos es jugar el partido que sigue y ganarlo para disputar el quinto… Es lo mínimo que uno pretendería buscar, ya trascendiendo, pero no nos iríamos a gusto de Brasil sabiendo que jugamos cinco encuentros, porque estoy seguro de que la exigencia y el deseo de todo este grupo es realmente estar en siete”, presume el carismático estratega, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL. “Estoy seguro de que este fin de semana vamos a hacer una historia diferente para México fuera de nuestro país”.

“Después vendrá la idea de hacer historia y dejar [en la posteridad] los nombres de estos chavos, que estoy seguro lo van a hacer en grande, porque los veo bien, metidos en lo que queremos”.

Por eso casi todas sus valijas permanecen en el litoral paulista. Está convencido de que volverá al frente de uno de los mejores ocho del Mundial.

La historia reciente del balompié nacional colecciona macabros pasajes en la etapa que enfrentará mañana. Herrera conoce todos a fondo y admite que eliminar al actual subcampeón del orbe representará ese mazazo que se amaga dar desde 1994. Sería la liberación colectiva, aunque aclara que tendría que ver más con la afición. El grupo que encabeza nunca ha dudado que puede llegar a esa zona desconocida por los mexicanos.

“[Con la victoria, la Selección Nacional] sí estará contenta, pero no es nuestra satisfacción total”, ataja. “Claro que vamos a estar contentos, porque pasaremos una ronda más y tendremos otro partido, otra oportunidad para seguir haciendo historia. Claro que estaremos contentos, pero no satisfechos o conformes”.

“No va la conformidad con el cuarto partido y pasar al quinto. Nuestra conformidad llegará cuando tengamos siete. Entonces sí, diremos que estamos conformes, porque logramos estar hasta el final del Mundial”.

El Tri suele ingeniárselas para caer en el juego decisivo. El Piojo asegura que éste no… Y lo demostrará en el estadio Castelao, al dejar fuera a un genuino peso completo.

La victoria le permitiría cumplir con la meta que le fue trazada. Pero insiste que no es la única.

“No venimos por el quinto partido”, reitera. “Se habló de una circunstancia, cuando se presentó el proyecto, que las exigencias de nuestra directiva, Federación, la cual es encabezada por Justino [Compeán, presidente], Héctor [González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales] y Ricardo [Peláez, director deportivo del Tricolor absoluto], quien se suma al área deportiva… La exigencia mínima, no siendo lo máximo, porque parece que nada más hablamos del quinto partido y después de éste es decir que ya hicimos historia y vámonos a la casa. No, porque no venimos por el quinto partido”.

“Es importante, porque te lleva a la trascendencia de que no se ha logrado, pero nuestra idea es otra: realmente, llegar a jugar siete partidos en el Mundial”.

Lo que explica el tamaño de la maleta con la que ha vuelto al noreste brasileño.

Las grandes se quedaron en Santos, porque a esta aventura —advierte— aún le falta mucho.

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