Diego Reyes se presentó en el último convivió con sus compañeros, con la dirigencia azulcrema, en la reunión privada con el dueño del América, Emilio Azcárraga Jean. Lo hizo acompañado de una playera, todavía mojada por la tormenta del domingo.

El ahora jugador del Porto de Portugal quería que todos sus compañeros la autografiaran antes de partir a su nuevo club y lo consiguió. “Estoy muy contento, feliz con irme así, de esta manera y a disfrutar simplemente”, dijo el muchacho, sin mucho ánimo para expresar sus sentimientos ante las cámaras.

“Sentí una emoción muy grande, le di gracias a Dios por esta gran oportunidad”, añadió el ahora ex central americanista.

Reyes estuvo pocos minutos en el campo de juego y cuando salió, la situación estaba crítica para las Águilas. Todo el escenario favorecía a los Cementeros y él había jugado sus últimos instantes con la casaca amarilla.

“No voy a decirte que estaba contento, pero sabía que era lo mejor para el equipo y si así lo decidió Miguel [Herrera], estoy conforme que hayamos quedado campeones”, respondió, cuando se le cuestionó sobre el cambio que ordenó El Piojo.

El propio Miguel Herrera habría querido tomar otra decisión, a sabiendas de que era su último partido como azulcrema. Pero la decisión era pelear hasta lo último y por ello optó por sacar a Diego y metar a Miguel Layún.

“Me siento muy contento, agradecido con la institución, con la directiva, porque siempre nos esforzamos al máximo para conseguirlo”, remató Reyes, escurridizo como siempre, antes de despedirse. Sí, ahora tendrá que reportar con el Porto.

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