Tener una Liga en la que los porteros mexicanos jóvenes son mayoría es simple anécdota, por lo que el entrenador nacional, de cara a las Copas del Mundo Qatar 2022 y la de 2026, no tendría tantas opciones para uno de los puestos más determinantes.

Desde hace varios años, la hoy llamada Liga MX aqueja carencia de delanteros nacidos en México, mal que se ha extendido al marco. La prueba es que sólo 55.5% de los metas titulares en el Apertura 2017 son formados en clubes nacionales y la situación podría reducirse a la mitad, si el argentino Juan Pablo Carrizo le arrebata el puesto a Hugo González, en el Monterrey.

La gravedad aumenta al reparar que de esos arqueros mexicanos que gozan continuidad, sólo cuatro no han cumplido 30 años de edad: el propio González, Alfredo Saldívar (Pumas), Gibrán Lajud (Tijuana) y William Yarbrough (León), aunque éste no es elegible porque ya jugó con la selección de Estados Unidos.

Si Carrizo impone su calidad y bagaje para enviar al banquillo a Hugo, sólo los metas universitario y el fronterizo lucirán como una apuesta a futuro. El problema es que ninguno está consolidado. El Pollo ha cometido errores graves y Lajud apenas fue protagonista de un desafortunado momento en el cotejo del viernes contra el Cruz Azul, al ser el culpable del primer gol de La Máquina.

Ya no sólo se trata de esos hombres encargados de hacer goles. La proliferación de extranjeros, gracias a la regla 9/9 llegó a la portería.

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