Una ruptura del ligamento cruzado en la rodilla derecha ha impedido que Marc Crosas entrene bajo las órdenes de Tomás Boy, pero no ser parte de esas sesiones en las que el ‘Jefe’ combate la principal falencia del Cruz Azul durante los más recientes 18 años: la falta de entereza a la hora cero.

Ilusionado, el contención catalán revela una de las principales cualidades de la actual versión cruzazulina: fuerza mental, esa que —desde su perspectiva— podría marcar la diferencia en el torneo que arrancará el viernes 8 de enero.

“Ya se vio un cambio de mentalidad y confianza en los últimos partidos del torneo pasado”, presume. “Los resultados tampoco acompañaron, pero la idea y mentalidad del equipo eran otras. Se recuperó la confianza y se veía a un equipo con más alma, espíritu”.

Rostro que debe mejorarse con la incorporación de los futbolistas contratados de cara al Clausura 2016. Más allá del fichaje que provendrá del extranjero, el hombre de la nutrida barba aplaude las llegadas del volante colombiano Aldo Leao Ramírez y el atacante ecuatoriano Joffre Guerrón.

“Los jugadores que han venido a reforzar son conocidos en México, han hecho muy bien las cosas aquí y vienen con una cierta sed de revancha, por los últimos torneos que han tenido”, considera. “Fueron exitosos, en el caso de Guerrón, en cuanto a club [Tigres], pero quizá habría querido tener más participación, y pueden aportar muchas cosas a un plantel que, de por sí, tiene bastante hambre de sacar esto adelante y cambiar la situación que estamos viviendo”.

Para lo que es fundamental estar blindados emocionalmente. La reciente historia de los Cementeros está marcada por la catástrofe y su polémico director técnico dedica buena parte del tiempo a exorcizar fantasmas, sin importar que varios jugadores del actual plantel no vivieron esos tristes capítulos.

“La mentalidad es muy importante y la forma de trabajar de Tomás es buena”, insiste el ex jugador, en México, del Santos Laguna y la Universidad de Guadalajara. “No he estado aquí durante muchos años, sólo llevo seis meses, pero —en lo personal— pienso que es lo que necesitaba el equipo: una persona que intentara trabajar con eso”.

“Soy consciente de la institución en la que estoy, de lo que se espera de mí y todos mis compañeros, pero no podemos cargar con 18 años del pasado. Al ponernos la playera, tenemos la responsabilidad y nosotros mismos somos los que queremos cambiar esta situación”.

Resulta imprescindible no sucumbir en la batalla de los sentimientos, por más poderoso que luzca el adversario.

“Cuando vengo a un club como Cruz Azul, no es sólo portar la playera, sino también un reto personal conocer la historia y saber que durante muchos años no se ha levantado un título de Liga; [hay que] querer formar parte de ese plantel que lo haga”, aconseja. “Es el reto que tenemos dentro del vestuario”.

“Tomás se encuentra trabajando muy bien y vamos por el camino correcto, haciendo las cosas bien para que así sea”.

Mientras tanto, él se recupera de la lesión sufrida el 29 de agosto, contra el América. El pronóstico es volver el 4 de marzo, aunque mantiene la esperanza de que sea antes para integrarse a ese grupo caracterizado por su fuerza mental.

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