A los aficionados del Guadalajara poco les importa los cuerpos, formas y apariencias. Su equipo venció 1-0 al Atlas en el clásico tapatío y culminó una semana perfecta, con nueve puntos, cosecha que —ahora sí— le permite soñar con estar en la Liguilla, lo que no logra desde el Clausura 2017, ese torneo en el que dio la vuelta olímpica.

Las Chivas, con poco juego, fueron mejores. Un zapatazo de Orbelín Pineda al 64’ entró en la portería del arquero José Hernández, para dar el tercer triunfo consecutivo al equipo que dirige el paraguayo José Saturnino Cardozo.

El futbol es coqueto con el ex delantero, quien vuelve a tener esa sonrisa burlona de cuando era un depredador del área, pero ahora como entrenador del Rebaño Sagrado. El futbol, pero sobre todo el calendario en su parte amable, por la seguidilla de rivales (Veracruz, Necaxa y Atlas), a los que derrotó, permite a los rojiblancos pelear en los puestos de arriba, pero habrá que ver si lo confirman con adversarios más calificados.

El Guadalajara puede ilusionarse, pero debe elevar su nivel. La parte del torneo es con cuesta arriba. No todos los conjuntos son el Veracruz o el Atlas.

La anotación de Orbelín fue como una goleada para los Rojinegros, debido a su nula cuota ofensiva en el torneo. Un 0-1 en contra es como 0-7 en “idioma Atlas”.

La pelota en la red de Hernández desmoronó toda voluntad rojinegra. Perdieron la fe y hasta “La Fiel” mejor calló. Un balón al poste, más por casualidad que por causalidad, fue la única reacción de una Academia en crisis.

El gol está ofendido con el Atlas ¿qué mal habrá hecho?

Al consumirse el minuto 10 de la primera mitad, el local entró a las páginas negativas del futbol mexicano —otra vez— al convertirse en el equipo con más minutos sin gol en los torneos cortos, superando la marca de 548 que sufrió el Querétaro en el Clausura 2007.

Ahora lleva 630 en el Apertura 2018 y 809 si se toma en cuenta el final del certamen anterior. A puro golpe de juventud, los Zorros trataron de apoderarse del balón. Fue estéril.

El nayarita Cristian Calderón lo intentó con tiros de media distancia, pero el balón —cada vez que es disparado por tonos rojinegros— está negado con el gol. Auténtica maldición.

Eso fue en el primer lapso. Del resto, hay que seguirse preguntando por la existencia del Atlas.

Una canción de Bob Marley sonó en los altavoces del estadio Jalisco en señal de que fue un clásico en paz. Tal vez la paz para el Atlas, que continúa sin anotar, sin conseguir la meta de este deporte, pero luce muerto para lo que resta del Apertura 2018, mientras vio al vecino gozar, como en los últimos días, porque todo le salió bien.

Nadie puede volver atrás y lograr un nuevo comienzo, pero cualquiera puede empezar ahora y lograr un nuevo fin, y eso son las Chivas, que están dejando atrás la novela Matías Almeyda para enfocarse en la era Cardozo.

El Guadalajara puede celebrar, sólo por ahora...

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