NATAL.— Así, con el “colmillo” bien encajado en el hombro de Giorgio Chiellini, El Conejo Mordelón, Luis Suárez, encoleriza a la zaga italiana. Un minuto después, al 81’, el “espaldazo” de Diego Godín rompe el candado del catenaccio.

Sí, con mucho “colmillo”, Uruguay clasifica a octavos de final de la Copa del Mundo. El mito del Maracanazo de 1950 se aferra a la máxima justa balompédica, tras someter 0-1 a la orgullosa Italia.

El empate le bastaba a los europeos para clasificar, pero la derrota provoca una catarata de consecuencias: la dimisión del director técnico, Cesare Prandelli, y la del presidente de la Federación azzurra, Giancarlo Abete, en la conferencia de prensa al término del juego en la ciudad de Natal.

La Arena das Dunas es el escenario de este partido, pitado por el polémico silbante mexicano Marco Antonio Rodríguez, quien si bien, acierta en algunas decisiones, falla en otras, lo que deja mal sabor de boca entre los dolidos y eliminados jugadores italianos.

Del otro lado, Uruguay avanza como segundo del Grupo D y enfrentará el próximo sábado a Colombia, ganador del C, en el mítico estadio Maracaná, en Río de Janeiro.

Recortado por múltiples faltas, el encuentro resulta poco vistoso, aunque cargado de tensión y controversia. Italia, sin correr riesgos, baja la cortina y con esa táctica pretende llegar hasta el final.

La garra charrúa, en contraste, parece incapaz de romper el cerrojo. Ni siquiera la presencia de su héroe favorito, Luis Suárez, parece contribuir a la causa celeste. Disminuido, fatigado, no trae la pila puesta y es contenido por el adversario.

Choques, piquetes de ojo, codazos, jalones y mordidas, como la que aplica el propio Suárez, caracterizan a este duelo. El famoso Chiquimarco tenía un banquete para despacharse con múltiples cartones rojos —fiel a su estilo—, mas el mexicano, sólo expulsa a Claudio Marchisio, cuando éste, en sus narices, “plancha” a Egidio Arévalo.

En el 59’, los italianos se quedan con un hombre menos. Mas ya desde antes habría podido despachar a las regaderas —con todo mérito— a Súper Mario Balotelli.

Por eso Prandelli opta por sacarlo al medio tiempo, aunque con ello pierde potencia ofensiva.

Otra clara falla del Marco Antonio Rodríguez se produce cuando Cavani es fauleado dentro del área. Entonces Chiquimarco se queda miope, para mantener la tendencia de no señalar penaltis en este Mundial.

Hambriento, Suárez encuentra al fin un hueco. Al 66’ enfila con posibilidades, mas su disparo es atajado por Buffon. Desesperado, El Conejo muerde el hombro de Chiellini al verse superado. Esa tampoco la ve Chiquimarco. Pero sí avala el gol uruguayo, un minuto después (81’). En el cobro de un córner, Diego Godín intenta el cabezazo, mas el esférico choca en su espalda. El balón pica y vence la estirada de Buffon. Es el partido 50 de la Celeste en Copas del Mundo. Es la selección que venció a Brasil en casa, en 1950. Es el verdugo de Italia y todo gracias al “colmillo” de un Conejo mordelón.

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