De campeones Centromaericanos a un equipo en agonía. En dos partidos, la Selección Mexicana, que dirige Marco Antonio Chima Ruiz, se despojó del calificativo de “favoritos” al evidenciar carencias en la asociación de juego que los tienen al borde de la eliminación y el ridículo al perder 1-0 con El Salvador.

Si la derrota contra Venezuela  demostró que a México le cuesta manejar los resultados, ayer por la noche, la crisis se acentuó al tener sobre la cancha una defensa enferma de miedo que ante la velocidad de los rivales, exhibió su temor a cometer errores y de paso contagió al resto de las líneas que no son más que un combinado de voluntad y escasa creatividad. Un mal que se extiende por Concacaf y parecía erradicado en nuestro país.

Con 10 jugadores sobre la cancha, debido a la expulsión del arquero Abraham Romero, quien cometió una falta afuera del área al minuto 50, que provocó que el Tricolor se convirtiera —otra vez— en un cheque con victoria listo para cobrar.

Y el portador del cheque llegó al 74’, cuando Marvin Parker aprovechó por fin las falencias de México para vencer a Luis Malagón y anotar para los salvadoreños que pelean por la clasificación a semifinales junto con Haití, que los derrotó en la jornada inaugural. Como si pareciera que no tuvieran urgencia, México se limitó a perseguir la pelota. Cuando la tuvo, todos los caminos que tomó fueron equivocados.

Presa de un laberinto, Ruiz mandó a la cancha a –no le quedaba de otra— a  José Juan Macías por el defensa  Jorge Sánchez. Un remedio que no funcionó ante la enfermedad que tiene en terapia intensiva al monarca de Veracruz 2014.

México está al borde de la eliminación en un grupo en el que además de El Salvador está Venezuela y Haití, con los que cierran la fase de grupos con la necesidad de golearlos y esperar a que la Vinotinto derrote a los salvadoreños.

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