Guadalajara.— Hay amores que nunca mueren. “Se me pone la piel ‘chinita’ nada más de pensar en lo que siento por Atlas”, había dicho un día antes. Cariño bien correspondido por la Fiel Rojinegra. “Olé, olé, olé, olé, Rafa, Rafa”, canta la barra, en la cabecera norte, minutos antes de comenzar el evento.

Más de 7 mil personas han venido a la cancha del estadio Jalisco para ver a Rafael Márquez. El “hijo pródigo” ha vuelto. El que brilló con el Barcelona. El de los 21 títulos a lo largo de su carrera. El que prometió volver para retirarse y ha cumplido. Oficialmente, es la presentación de todos los refuerzos, con excepción de Egidio Arévalo, quien está vacaciones. Pero en realidad, todos vienen por el 4. Es una mañana de fiesta para recibir al nuevo capitán.

Tal congregación, en Guadalajara, nunca se había visto para darle la bienvenida a un futbolista. Pero no es un jugador cualquiera. Es el mexicano más exitoso en el extranjero. El que jugó como rojinegro la final de 1999, antes de emigrar al AS Mónaco y cerca estuvo de romper la sequía del Atlas, que hoy se extiende ya a 64 años. Por eso, después de ver al resto de los refuerzos, la ovación explota cuando el sonido local anuncia al nacido en Zamora.

Han sido 16 años de ausencia que llegan a su fin. Rafael Márquez se fue del Atlas para triunfar en Europa: Francia y España. Jugó en Estados Unidos. Volvió a México con León. Su futbol le dio para regresar al viejo continente. En el Hellas Verona de Italia pasó el último año y medio. Le quedaban seis meses de contrato. Pero los colores llaman. Pidió libertad. Y se ha vestido de rojinegro una vez más.

La barra le canta una vez más. Márquez luce sonriente. Se ve feliz en el césped del mítico estadio Jalisco. Viste el uniforme del equipo de sus amores. Lleva el 4 en la espalda. El número con el que ha ganado todo. Atrás ha quedado el 27 de sus primeros tres años con el Atlas. Levanta la mano. Saluda. Se deja querer por más de 7 mil personas.

Recorre el campo a lo ancho. Desde el vestidor hasta el lado opuesto. Saluda a ex presidentes del club que han acudido, no sólo para saludarle, sino también, a entregarle un reconocimiento. Su regreso es felicidad absoluta para todos aquellos que se identifican con los colores. Entonces se para frente a las cámaras.

La clase es evidente. Levanta el balón con la pierna derecha. Comienza a dominarla. Una estampa meramente futbolera. Tras varios toques, toma la redonda con la mano. Saluda una vez más. Se voltea hacia la grada. Una nueva ovación. El capitán rojinegro es querido por todos en el Jalisco.

Entonces toma el micrófono. Desde la tribuna, su madre le observa. “Es una gran alegría estar aquí. No les prometemos el título, pero sudaremos la camiseta, dejaremos la vida aquí, en la cancha por un campeonato, así que esperemos que nos apoyen”, afirma. El discurso es breve. La ovación estruendosa. El “hijo pródigo ha vuelto”.

El acto de presentación concluye. Rafael Márquez no para de sonreír. El equipo completo salta al campo. Es tiempo de entrenar. Una práctica breve, dirigida por el nuevo estratega Gustavo Costas. El zamorano trabaja hoy, pero desde mañana tendrá descanso. Reportará hasta el 4 de enero y difícilmente estará listo para la jornada uno. Su debut se espera en la segunda fecha: cancha del estadio Jalisco, contra América.

Resulta breve el entrenamiento. Márquez se marcha con la misma expresión. Se ve feliz. Está de vuelta en su casa, 16 años después. Prometió volver para retirarse y lo hizo. La afición le canta: “Olé, olé, olé, olé, Rafa, Rafa”. Hay amores que nunca mueren.

Google News

TEMAS RELACIONADOS