Tomás Boy no aguantó más.

Cruz Azul está a punto de sumar cinco campeonatos sin Liguilla, y es por eso que Boy dejó de ser el director técnico de La Máquina.

Puebla venció 1-2 a los Cementeros, de último minuto, como siempre pasa. Damián Escudero y Álvaro Navarro, provocaron la caída de Tomás, cuyo proceso al frente el conjunto azul era ya insostenible.

A mitad de semana, La Máquina, o lo que queda de ella, se despidió de la Copa, y aunque Boy apostó todo a la Liga, tampoco lo consiguió.

Cruz Azul, a decir verdad, no está eliminado. Con 19 puntos y 12 por disputar aún tiene esperanzas de entrar a las finales, pero en el mundo real, con lo mostrado en el campo y la suerte que la trae de espaldas, la esperanza es ínfima y lo mejor era romper el hilo que cada semana se hacía más delgado.

Hasta que se rompió.

Boy no estuvo presente en el banquillo por una suspensión de dos partidos, pero sí en la boca de los fanáticos que pedían su salida al terminar el juego. Eduardo de la Torre le cumplió a la afición minutos después al anunciar la renuncia, cuando dijo: “Tomás, ya no más”.

El cotejo arrancó con un tiro al poste por parte del poblano Jerónimo Amione. Jorge Benítez regresó el “favor” con una potente volea que hizo sonar el metal de la portería poblana de Cristian Campestrini.

Antes de la primera anotación del juego, Joffre Guerrón empujó el balón adentro de las redes rivales, tras un tirocentro, mas el tanto fue anulado por un fuera de lugar inexistente. Enseguida el ecuatoriano estrelló una pelota más en el palo vertical de Campestrini.

La suerte estaba a favor del Puebla. Tiro libre a favor de los poblanos Damián Escudero puso el balón por encima de la barrera en el único lugar donde Corona no llegaría. La respuesta azul vino enseguida cuando Aldo Ramírez empató tras un rebote en un tiro de esquina.

Ahí todo normal.

El comienzo de la segunda parte arrancó con un Cruz Azul volcado al frente. La defensa poblana se mareó con los ataques de Benítez, Guerrón y Giménez, pero con el paso del tiempo, la tormenta amainó. El arbitraje volvió a dar de qué hablar. Robert Herrera no fue expulsado al jalar a Benítez cuando era el último hombre. Y llegó la “cruzazuleada”.

Todo indicaba que Puebla se llevaba el empate, pero a los 91’ el uruguayo Álvaro Navarro se levantó entre los dos centrales cementeros y envió la pelota al fondo.

Tomás Boy no lo pensó más y presentó su renuncia. Ya no más.

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