Guadalajara.— Es un hombre de conceptos claros. Buen verso es algo que le ha distinguido, tanto en lo público como en lo privado, durante su estancia en el Guadalajara. Matías Almeyda sabe de Clásicos. Entiende el valor del futbol. Lo que significa para millones de aficionados. Por eso, asegura que los duelos de esta índole son una fiesta a la que los futbolistas deben acudir elegantes, bien “peinados y perfumados”.

El argentino es uno de los más buscados en el día de medios que organiza Chivas en Verde Valle, previo al encuentro de mañana ante Atlas, en el Jalisco. De entrada, el estratega se define como un “enfermo de la victoria” y se sacude presión al asegurar que los favoritos son siempre los locales.

—Decías que eres un “enfermo de la victoria”... ¿tienes alguna otra enfermedad futbolística?

“Llamarlo enfermedad es una manera de decir, si no, un gusto o un deseo. Me crié en un equipo como Chivas [River Plate], donde nos enseñaron a ganar y toda mi vida transcurrió en eso, en ser mejor que el rival, de eso se trata”.

—¿Cuál es para ti el significado de un Clásico?

“Es la fiesta que espera cada aficionado, más allá de que para nosotros, la fiesta es todos los partidos. Nosotros trabajamos todas las semanas y la fiesta en realidad es donde mejor te tienes que vestir, donde tienes que estar bien peinado, bien perfumado, elegante, eso es el día del juego. Es el partido que esperan todos y hay que disfrutarlo, hay que llegar con ese perfume, con esa elegancia, estando lúcidos y poder disfrutarlo más que nada, para ir detrás de una victoria”.

—¿Por tratarse de un Clásico está prohibido perder?

“Lo prohibido es la violencia, en la vida prohibido está matar, prohibido hay otras cosas...”.

Una fiesta de paz. Matías Almeyda confía en que el Clásico Tapatío del sábado será una fiesta de paz, luego de que los últimos enfrentamientos entre Atlas y Chivas, en el estadio Jalisco, han sido opacados por actos violentos.

“Lo primero que se piensa cuando pasa algo así es ¿dónde está la seguridad? Porque el jugador está brindando un espectáculo con el respeto que merece la afición, de que el futbolista deje el alma por la camiseta que lleva puesta, que la defienda de verdad, con honestidad, sinceridad y amor. Luego, es un juego y la violencia no puede trascender por un resultado”, dice. “Deseo paz, que se pueda disfrutar el juego, el futbol y los encargados de la seguridad estarán atentos a que no suceda nada”, concluye.

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