MANAOS.— Todo parecía perdido para Portugal. Estados Unidos ya festejaba la clasificación a octavos de final, por la victoria que conseguían hasta el minuto 92. El único que no se dio por vencido fue Cristiano Ronaldo.

El astro del Real Madrid, en un intento desesperado, pero virtuoso, mandó un centro a Silvestre Varela. El servicio era perfecto para que su compañero no fallara. Un remate que entró a la portería estadounidense para sellar el 2-2 en el último suspiro del encuentro.

Los pupilos de Jürgen Klinsmann dejaron ir el boleto a la ronda de los 16 mejores, además de dejar ir el liderato del Grupo G.

Y es que con este resultado, Estados Unidos y los teutones suman cuatro puntos y pasarían juntos a octavos de final si empatan el jueves en Recife.

Portugal, que al igual que Ghana suma un punto, necesita derrotar a los africanos, que los estadounidenses pierdan y, en esos dos partidos, neutralizar su diferencia de gol de cuatro tantos negativos.

Nani puso el 1-0 para los lusos a los 5 minutos de un partido jugado a buen ritmo en la calurosa noche de Manaos. Jermaine Jones empató a los 64’ y el capitán Clint Dempsey marcó el gol del aparente triunfo a los 81’. Fue Varela, a los 93’, el autor de un empate casi imposible.

Si las citas clave son para los grandes jugadores, la noche de Manaos abre un interrogante sobre Cristiano Ronaldo, que comenzó el partido con algunos arabescos sin peligro. Sería Nani el que liberaría a Portugal de la enorme presión con que había comenzado un encuentro al que Estados Unidos llegaba energizada y sonriente tras el 2-1 sobre Ghana en el debut.

Un defectuoso pase cruzado de Miguel Veloso al área tras recibir de André Almeida se convirtió en mortal gracias al lateral Geoff Cameron, que en vez de despejar habilitó a Nani para que el extremo del Manchester United rematara a placer frente a Tim Howard. Portugal creía estar arreglando el desastre de la derrota por 4-0 ante Alemania.

A los 64’ llegó la explosión de la noche, con un Jones que desde la izquierda y fuera del área se aprovechó de la marca indolente de Nani para lanzar un asombroso tiro combado que dejó petrificado a Beto, testigo privilegiado de cómo se le clavaba junto al segundo palo de su portería.

Segundo estallido: Dempsey anotó con la cadera izquierda a los 81’ tras una jugada en la que la pelota recorrió imperturbable el área portuguesa de lado a lado.

Manaos, que llevaba todo el fin de semana convertida en el estado número 51 de la Unión, fue a partir de entonces una fiesta.

Portugal parecía atascado. Todos sus futbolistas estaban en la búsqueda de Cristiano Ronaldo. Sin embargo, el crack luso siempre estaba marcado y asfixiado por la férrea e inseparable marcación estadounidense.

El atacante del Real Madrid, entonces, decidió merodear el área. Se salió de la zona donde hace daño y prefirió convertirse en un asistidor que en un héroe.

Fue así como mandó un centro milagroso para que su selección se aferrara a la vida mundialista, aunque fuera solamente por la respiración artificial.

Llegó el cabezazo de Varela ante unos estadounidenses que en ese instante final demostraron seguir teniendo algo de “soccer” cuando el partido les pedía la astucia del futbol y no dejar ir el boleto a octavos de final.

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