Ante dos toros complicados, el matador hidrocálido Juan Pablo Sánchez demostró ayer en la Plaza México que no es únicamente el torero de temple y pulso que saca jugo a las embestidas de calidad. Su desempeño en la primera corrida del año en el “Coso de Insurgentes” vino a ser la confirmación de que en él hay también un lidiador de entrega y arrojo que no deja escapar ninguna oportunidad de crecimiento en el toreo.

Desplegó un gran esfuerzo en sus dos turnos y aunque perdió por lo menos una oreja en cada turno por pinchar, dejó la impronta de su sorprendente capacidad torera.

Diego Silveti tuvo un inicio prometedor con el encastado toro que cerró la función, pero al acortar la distancia terminó por coartar las poderosas arrancadas del ejemplar de Montecristo. Destacaron un par de series derechistas de excelente factura en el quehacer muleteril del torero de dinastía.

El español Miguel Ángel Perera supo administrar las nobles y débiles embestidas del primero de la tarde, al que le dio muletazos de muy buen sabor. Una pena que el buen estilo del cuatreño no se hubiera complementado con una mayor fuerza.

Se lidió un encierro muy bien presentado de la ganadería de Germán Mercado. Sin embargo, su juego se quedó muy por debajo de la expectativa.

Este domingo se presenta el rejoneador Jorge Hernández, con los toreros de a pie Sebastián Castella, Octavio García “El Payo” y Andrés Roca Rey, con uno de Vergel y seis de Los Encinos.

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