MANCHESTER.— El Real Madrid está en los octavos de final de la Liga de Campeones de Europa, aguantando la embestida del Manchester City y del silbante italiano Gianluca Rocchi, quien marcó un discutido penalti para que al final, los ingleses le empataran a los españoles a un gol.

Un punto que no le vale de mucho al actual campeón de la Liga Premier, que queda fuera de la fase de grupos, mientras que el Madrid asegura su entrada a octavos como segundo, para aspirar a liderar su sector, por ahora en manos del Borussia Dortmund alemán, deberá ganar en la última jornada por más de dos goles al Ajax de Holanda y esperar que el City derrote a los teutones.

Pero esa es otra historia.

“El árbitro ha pitado siempre en contra del Madrid”, dijo Álvaro Arbeloa al final. El lateral del Real Madrid fue protagonista indiscutible del encuentro. Cuando los merengues, con ventaja desde el primer tiempo, gracias a un gol de Karim Benzema, aguantaban el vendaval mandado por el City, vino la polémica jugada.

“Me he caído y él [Sergio Agüero] se ha dejado caer”, dijo el defensa para explicar la acción que comenzó cuando El Kun entró al área madridista por la izquierda, quizá hubo un ligero jalón de Arbeloa, suficiente para que el argentino dramatizara y el silbante italiano marcara la pena máxima, expulsara al defensa y el mismo Agüero igualará.

Vinieron los minutos dramáticos. El Madrid, con 10 hombres jugaba a lo que Cristiano Ronaldo pudiera hacer como “lobo solitario” en la parte ofensiva y con lo que le dejaran hacer los defensas de los Ciudadanos, que no dejaban de faulear una y otra vez al portugués, ante la indiferencia del árbitro italiano.

No fue una noche agradable para los merengues en Manchester, aunque parecía, pero al final acabaron por pedir la hora y la hora les alcanza lo suficiente para calificar.

Los primeros 25 minutos fueron españoles y éstos se quedaron cortos al irse con un solo gol de ventaja, gracias a la falta de puntería de Cristiano, quien falló la más fácil del juego.

Cuando cayó el gol de Benzema (19’), la revolución del Madrid acabó y comenzó la inglesa. David Villa tomó las riendas del equipo de Mancini y comenzó a agobiar a Íker Casillas, quien y con todo y que no vive su mejor momento, realizó atajadas sensacionales, que le dieron esperanza al equipo blanco de ganar el partido, sobretodo, aquella de la segunda parte, cuando gracias a su gran recorrido, le robó la gloria al Kun.

Y vino el penalti, o la farsa de Agüero que el italiano le compró (73’).

Mourinho apostó porque Cristiano le salvara el orgullo, pero lo que realmente lo salvó fue el desgaste defensivo de los merengues, que no dejaron que los locales fueron más allá de leves intentos, casi siempre comenzados de gran forma por El Chino Silva y terminados de manera abrupta por El Apache Carlos Tévez.

Se esperaba que Mourinho explotara al final del juego, pero optó por la calma: “El árbitro está a 10 metros del penalti y ha decidido que lo era. Tengo que estar tranquilo. Tengo sanción pendiente de la UEFA”, dijo y sonrió... sarcásticamente.

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