NIMES (DPA).— Tras los abandonos de los grandes favoritos Christopher Froome y Alberto Contador, el italiano Vincenzo Nibali puede hacer y deshacer a su antojo en el Tour de Francia, si bien sombras del pasado oscurecen su imagen.

Brilló al comienzo del Tour en Sheffield, pedaleó como un especialista sobre las rutas de adoquines de Arenberg y en Los Alpes fue el mejor. Nibali parece dominarlo todo.

Con excepción de una caída o enfermedad, sólo se oponen al mayor triunfo del italiano las empinadas cuestas de Los Pirineos y la contrarreloj en la penúltima etapa.

Sin embargo, sobre el tema dopaje, el siciliano de 29 años no da una impresión tan elegante e intocable como sobre la bicicleta. El fin de semana aparecieron acusaciones sobre una supuesta cooperación en 2009 con el médico italiano Michele Ferrari, suspendido de por vida y hombre de confianza del estadounidense Lance Armstrong.

“Nunca me reuní personalmente con Ferrari”, dijo Nibali y se refirió a un poceso por calumnia contra el ex jefe de equipo, Ivano Fannini.

El diario deportivo francés L’Equipe escribió sobre las “dos vidas de Vincenzo Nibali.

Su fichaje por el controvertido equipo Astana, donde está rodeado por hombres agarrados al pasado del ciclismo, cubre con una nueva sombra la historia del radiante líder, quien tras su triunfo en la Vuelta (2010) y el Giro (2013) quiere ingresar en el exclusivo club de los ganadores en las tres grandes.

“Muchos corredores cometieron muchos errores. Es bueno dejarlo reposar todo en el pasado y mirar hacia adelante con una nueva generación. Hay que dejar sitio a los jóvenes corredores para cambiar el ciclismo. Nosotros ya iniciamos el cambio con el pasaporte biológico y los controles por sorpresa”, opinó Nibali, que cree sentir el espíritu de renovación, incluso en el manager de su equipo, Alexander Vinokourov, que en 2007 dio positivo por dopaje sanguíneo en el Tour.

Tampoco tiene problemas con el director deportivo Giuseppe Martinelli, que en 1998 llevó al último italiano vestido de amarillo a París, Marco Pantani.

Nibali tiene “una buena colaboración” con Martinelli. “A él tengo que agradecerlo haber venido a un equipo como Astana. Ellos han invertido mucho en italianos. Quizá con eso quieren darle más credibilidad al equipo”, advirtió el corredor.

No obstante, entre sus principales ayudantes está su compatriota Michele Scarponi, quien como cliente de Eufemiano Fuentes y Ferrari tiene un pasado de dopaje.

En cualquier caso, Nibali piensa que los viejos tiempos no deben removerse en la actualidad.

Ahora sólo cuenta el Tour, y éste le pertenece, si no ocurre algo inesperado en el cierre.

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