Hay ocasiones que basta un simple remate a unos centímetros de la línea de gol para alcanzar la inmortalidad en el futbol.

Eso le pasó a Miroslav Klose. El día que siempre soñó durante los últimos cuatro años por fin llegó: hizo el tanto que le permite ser el mejor goleador en la historia de los Mundiales junto con el brasileño Ronaldo (15 anotaciones).

En cuanto llegó esa conquista, el Panzer alemán reconoció que el gol no sólo le daba el empate a Alemania ante Ghana, sino que lo elevaría al nivel de las máximas deidades balompédicas.

Por eso su sonrisa se hizo más grande. Tomó vuelo durante su festejo. Su recorrido no era el de un chamaco, por eso se notó que le costaba trabajo. Sin embargo, con sus 36 años, todavía pudo impulsarse, hacer una de sus míticas piruetas y decir al orbe que es uno de los mejores artilleros que ha tenido el deporte de patear balones.

La historia anotadora de Klose empezó desde su primer Mundial. En Corea-Japón 2002 arrancó inclemente al hacerle un hat-trick a Arabia Saudita y luego le marcó también a Irlanda y Camerún.

La siguiente justa (Alemania 2006) también tuvo la presencia del artillero nacido en Opole, Polonia, pero nacionalizado alemán.

Un doblete a Costa Rica, otro a Ecuador y un tanto más a Argentina le permitió cerrar esa Copa del Mundo con cinco dianas más, para llegar a 10.

El Bomber se mantuvo con la Mannschaft cuatro años más tarde. Con madurez y el estandarte de la experiencia alemana, Klose marcó otros cuatro tantos en Sudáfrica. Australia, Inglaterra y Argentina (en dos ocasiones), fueron sus víctimas.

Ante la competitividad que existe en el combinado teutón, Brasil 2014 lucía lejano en el panorama del actual atacante de la Lazio de Italia. Sin embargo, Miroslav se mantuvo vigente.

Su técnico Joachim Löw lo llevó como el único 9 dentro de su plantel de 23 convocados. Nadie garantizaba que el estratega teutón utilizaría a Klose con el fin de que hiciera historia.

En el primer duelo de Alemania en el presente Mundial, Löw prefirió utilizar a Lukas Podolski y a Andre Schurrle cuando el partido estaba definido por la goleada de 4-0 ante Portugal.

Pero ayer, el seleccionador europeo, víctima de la necesidad de goles, hechó mano de la máxima garantía. Le dio entrada a Klose para que buscara desesperadamente el empate ante los ghaneses.

El histórico goleador no desaprovechó la oportunidad y con apenas dos minutos en la cancha anotó el tanto de la igualada.

Fue su 15 en Mundiales, el que lo cubre con el manto de la inmortalidad. Ahora Klose se encuentra a sólo uno de quedarse en el liderato absoluto de los máximos romperredes. Ese hecho fue digno de una pirueta, como la que tantas veces ha ejecutado como símbolo inequívoco de su estirpe goleadora.

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