RECIFE.— El futbol es la democracia perfecta. El triunfo está al alcance de quien sea, no importa que se trate de Costa Rica, una selección que estaba desahuciada en el Grupo de la Muerte, pero que ya eliminó a Inglaterra, derrotó ayer 1-0 a Italia y puso contra las cuerdas a Uruguay y a los propios italianos.

Esa pequeña nación centroamericana dio una lección balompédica a la Azzurra, para ser la primera clasificada en el sector D con seis puntos. Ni más ni menos.

Como aprendices que han superado al maestro, los ticos ejercieron un duro candado —al estilo catenaccio que inmortalizaron los italianos— para obtener un triunfo merecido, por la mínima diferencia.

Un gol fue suficiente para la segunda gran campanada que Costa Rica ha dado en Brasil 2014 para avanzar a los octavos de final de la Copa del Mundo por segunda vez en su historia.

El gol centroamericano fue marcado por una de sus figuras y capitán Bryan Ruiz, de cabeza, tras un excelente pase de Junior Díaz, un minuto antes del cierre del primer tiempo, lapso en el cual, el equipo conducido por el colombiano Jorge Luis Pinto mostró grandeza ante Italia, la que presume ser cuatro veces campeona del mundo.

El remate del futbolista más técnico de los ticos fue colocado. Sólo así se esperaría que Gianluigi Buffon se quedara con un lance estéril para tratar de evitar el tanto.

La pelota se estrelló en el travesaño, picó dentro de la cabaña europea y a festejar (44’).

En el estadio de Recife se escuchó el “Pura Vida”, que caracteriza a los ticos. Las playeras rojas en la tribuna se convirtieron en una marea de felicidad, que presagiaban que sería un día histórico para un futbol que cuenta con los dedos las páginas de gloria que ha cosechado.

La ventaja tica hizo justicia en el marcador. Apenas unos segundos antes, el árbitro central chileno, Enrique Osses, no señaló un claro penalti de Giorgio Chiellini, quien cargó por la espalda a Joel Campbell.

El gol desconcertó a Italia. Tras el golpe costarricense, la Azzurra quedó tambaleante, sin la mínima capacidad de respuesta para hacerle honor a su estirpe de múltiple campeón mundial.

Andrea Pirlo, el arquitecto italiano, quedó asfixiado por la presión del rival y por los 30 grados de temperatura que fulminaron las piernas de los europeos.

Por más que intentaba el tetracampeón del orbe, se atascaba en el cerrojo impuesto por los ticos. Mario Balotelli peleaba más con los zagueros y se mostraba indolente ante las pocas opciones que generaba su equipo. Así se fueron los minutos de juego hasta el término del duelo.

Cuando llegó el silbatazo final, toda Costa Rica saltó a celebrar. Es un triunfo que recordarán por siempre. Las lágrimas, los abrazos y las sonrisas de los jugadores y cuerpo técnico tenían el común denominador de sentir que hicieron historia en el futbol, al igualar lo que sus antecesores conquistaron en 1990.

Los centroamericanos se instalaron en octavos de final y dejaron el otro boleto que queda en el sector a Uruguay o a la propia Italia.

Así, los ticos demostraron que en el Grupo de la Muerte, los matones son ellos.

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