Cuando Héctor González Iñárritu y José Manuel de la Torre le llamaron para decirle que no sería convocado para la Copa de Oro 2011, pese a su extraordinario nivel, José de Jesús Corona Rodríguez (Guadalajara, 26 de enero de 1981) entendió que era hora de aprender a dominarse... O se quedaría con las ganas de jugar en un Mundial.

Habían pasado unas cuantas horas de aquel zafarrancho sobre el césped del estadio Morelos, penosamente culminado por el cabezazo del guardameta cruzazulino a Sergio Martín, entonces preparador físico del Morelia.

Corona era el portero favorito del Chepo, mas le resultó imposible defenderlo. Nuevo episodio de un futbolista capaz de ser tan brillante dentro del campo como oscuro fuera.

Javier Aguirre le contemplaba como uno de los metas que lucharían por un lugar en Sudáfrica 2010, mas aquella reyerta fuera de un bar durante febrero de ese año, sembró dudas en el entonces estratega nacional. Fue demandado penalmente por golpear a Julio César Rivera. Él afirmaba que el agresor era su primo y la confusión derivaba en el parecido físico entre ambos.

Semanas después se comprobó que era culpable. El Vasco disipó las interrogantes: apostó por Óscar Pérez, Guillermo Ochoa y Luis Michel. Golpe en la reputación de Corona.

Pese a las dudas por su comportamiento fuera del lienzo verde, Luis Fernando Tena lo llevó como refuerzo, y hasta le otorgó el gafete de capitán, a los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011. Repitió la fórmula un año después, en los Olímpicos de Londres 2012.

Ambas historias tuvieron feliz desenlace. El portero confirmó su madurez y fue determinante en la consecución de las dos preseas áureas. La lograda sobre el pasto sagrado del estadio nuevo de Wembley le ha garantizado la inmortalidad.

Sobrino de Gilberto Coco Rodríguez, quien custodió la portería del Guadalajara durante principios de la década de los 70, José de Jesús heredó ese espíritu bravío. Lo trae en la sangre.

“Es un buen arquero. Tiene condiciones, además de que es líder”, expresa Alberto Aguilar, entrenador de porteros en las más recientes tres copas del mundo. “Ha madurado mucho”.

“Ha estado en varios procesos de Selección Nacional y ahora parece tener una gran oportunidad”.

Está consciente de que no se puede equivocar más.

“Tiene que ser mi Mundial”, advierte el tapatío. “He trabajado muy duro y me visualizo jugando”.

Nunca había estado tan cerca. Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera competirán con él, mas estar en la lista final, luce como un triunfo para Corona, quien aprendió la lección aquella calurosa tarde de 2011.

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