Torneo despreciado por muchos de sus participantes, verdadero exorcismo para un club que está a dos encuentros de materializar un sueño perseguido durante poco más de tres lustros.

Los integrantes del Cruz Azul disfrutan su presente, instalados en la serie por el campeonato del Clausura 2013, pero lo que más les alegra es la certeza de que se han liberado del conjuro que les atrapaba.

Alberto Quintano, director deportivo de los Cementeros, asegura que la liberación se dio gracias al título de Copa obtenido hace unas semanas. Orgulloso, el chileno señala que el equipo “ya no tiene maldiciones. Se acabaron”.

“Denle vuelta a la hoja, ya obtuvimos una Copa. Por lo menos, esta temporada ya somos campeones de eso. Las maldiciones están fuera, se superaron. Ahora, vamos por un segundo campeonato”.

Ese que confirmaría la curación total de una Máquina que lucía embrujada, impotente a la hora cero.

Su rival más enconado es el último obstáculo, inmejorable escenario para deshacerse de los fantasmas que la aterrorizaron.

“El equipo tuvo una bonita levantada a partir de la Copa”, insiste el ex defensa central. “Se fueron conjugando varios partidos y se levantó el nivel futbolístico, además de los resultados”.

“Una final es una final y qué bonito que sea con el América. Se habla del clásico joven, pero ya no lo es tanto”.

Lo que no le resta pasión y atractivo a una confrontación capitalina que genera interés en todo el país. Cerrar la eliminatoria como visitante no preocupa a los cruzaulinos, quienes recuerdan que el Coloso de Santa Úrsula fue su hogar durante más de un cuarto de siglo.

“No nos sentimos visitantes en el Azteca”, advierte Quintano. “Durante mucho tiempo, Cruz Azul ha ido conquistando a la afición y el reflejo es que, cuando fuimos campeones de la Copa, salieron aficionados nuestros de todos lados”.

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