Apellidarse “Chávez” en el boxeo puede ser algo complejo. La relación inmediata con el mejor boxeador mexicano de todos los tiempos, Julio César, es exigencia de mostrar la herencia de un linaje con el riesgo de recibir críticas viscerales. Pero también puede ayudar a conseguir reflectores. Así lo entendió Omar, el hijo menor de la Leyenda del Boxeo.

“Así es, [puede ser un arma de dos filos]. Pero yo estoy agradecido. Cuando me critican, sé que es porque me tienen que criticar, y así seguirán. No hay problema para mí. Al contrario, estoy agradecido por el apoyo que tengo de los medios, de la gente que me quiere. Con eso basta”, apunta Omar Chávez Carrasco en charla con EL UNIVERSAL.

De 23 años, este Chávez es un poco más liviano que su hermano Julio. Él está en la división superwelter. La principal diferencia en este momento entre los dos hijos del gran campeón es que él ya sufrió dos derrotas en su carrera antes de siquiera tener su primera pelea por un título mundial absoluto. Algo que le acarreó miles de críticas al no poder evitar la insoportable comparación con su padre. Pese a esto, sigue muy erguido por su origen.

“[Ser un Chávez] es un orgullo para mí. Gracias a eso tengo el apoyo de los medios. Me conocen gracias al apellido. Poco a poco he tratado de que la gente se fije en mis propias cualidades”, reflexiona.

Omar no carga con el apodo de su hermano, conocido en el medio boxístico como El Hijo de la Leyenda. A él lo bautizaron con el apelativo de El Businessman, ante su visión para entender mejor este negocio. No obstante, comparte la exigencia de JC Jr. de querer contar con un padre más mesurado al momento de ponerse los guantes y situarse ante un rival arriba de un ring.

“Yo también quiero que si mi padre me quiere ayudar lo haga de una manera profesional. Que si se sube a la esquina, me dé un consejo bien, porque sé que sabe demasiado, pero se emociona, se enoja y grita desde afuera del ring, y ni lo escucho y se hace un alboroto. Eso no ayuda. Yo pienso que si quiere estar en la esquina, debe transmitir un buen consejo como esquina”, pide.

Omar y Julito hablan un mismo idioma. El de querer destacar en el difícil mundo del boxeo de paga. Por ello están en constante comunicación. Se aconsejan, a veces se llaman la atención. Hay mucho respeto entre ellos. Omar se sincera en que no fue el mejor Chávez Jr. el que reapareció en los cuadriláteros tras un año de ausencia. “Se subió mucho de peso”, dice. Y con esa misma sinceridad, le aconseja asu hermano sobre el camino a seguir.

“Le recomiendo que agarre la mejor bolsa [risas]. Que agarre al mejor boxeador que quiere y se preste. ¿Por qué? Porque no hay que rogarle a La Maravilla [Martínez], ni a El Canelo [Álvarez], ni a nadie. Afortunadamente para Julio, hay muchos boxeadores que quieren pelear contra él: Andre Ward, [Gennady] Golovking, hay muchos peleadores”.

La familia Chávez. Una dinastía vigente que busca más conquistas mundiales. “2014... estoy seguro que será el año de los Chávez”, remata.

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