Ya son más de tres decenas de pagarés emocionales. Le queda poca tinta a la pluma y menos paciencia a su numeroso pueblo. El problema para los jugadores cruzazulinos es que no pueden regatear ni un ápice.

Deben mucho de intereses y la única forma de quedar a mano es con una vuelta olímpica.

Esta tarde, frente al Pachuca, comienza su nueva odisea hacia el anhelado título. Han pasado 33 torneos cortos desde su más reciente coronación (Invierno 1997). Lo único admisible es bordar la novena estrella en el escudo.

“Tenemos un gran plantel y el equipo es maduro, además de que cuenta con experiencia, lo cual nos hace sentir más seguros a la hora de jugar”, presume el atacante Christian Giménez. “Veo a un equipo bien armado. Tenemos un plantel muy completo, hemos trabajado en todos los aspectos durante la pretemporada y hoy contamos con jugadores de calidad”.

Están obligados a demostrarlo desde esta tarde, aunque el contrincante luce complicado.

Más allá de que no tendrán al goleador ecuatriano Enner Valencia, recientemente fichado por el West Ham de Inglaterra, los Tuzos mantienen la base del plantel que alcanzó la final del Clausura 2014, esa que perdió ante el León.

El club hidalguense suma cinco visitas al estadio Azul sin triunfo (cuatro igualadas y un revés), pero arrancar bien significará poco para La Máquina. Lo de ellos es adjudicarse el certamen o será un fracaso.

“La presión siempre va a existir y estará hasta que seamos campeones”, admite el Chaco. “Debemos asumir esa responsabilidad”.

“Para ser campeón nadie te regala algo, pero se va a seguir hablando de eso hasta que ganemos un título de Liga. Es una responsabilidad mayor por el prestigio que tiene el club”.

Al que Francisco Javier Rodríguez llega como principal refuerzo.

La baja del colombiano Luis Amaranto Perea, quien se recupera de una operación en la rodilla derecha, obligó a la directiva celeste a buscar un defensa central con experiencia. El Maza fue el elegido.

“Mi meta es ser campeón acá”, advierte el tres veces mundialista. “Voy a trabajar muy duro para lograrlo junto con mis compañeros”.

Quienes han firmado un nuevo pagaré emocional. No tienen de otra. La obligación es ser campeones.

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