Ni la amenaza de lluvia, como sólo llueve en Querétaro, dijeran los clásicos, ahuyentó a la afición del estadio La Corregidora para ver el debut de Gallos Blancos en el torneo Apertura 2014 de la Liga MX, ante Pumas de la UNAM.

Estadio lleno para ver al cuadro queretano, aunque también influyó el visitante, equipo de los llamados grandes del futbol mexicano, los Pumas, cuyas playeras eran las que más se veían en los puestos colocados en las inmediaciones del coso del Cimatario.

Largas filas en las taquillas del estadio, el típico tráfico para entrar a los estacionamientos del inmueble, además del olor a sopes, pepitas, a veces carbonizadas, impregnaban el ambiente.

Muchas placas foráneas, principalmente del Distrito Federal y el estado de México se veían en los alrededores. Grupos de amigos y familiares, aficionados al cuadro del Pedregal se “descolgaron” para apoyar a su equipo en Querétaro, y quizá pasar el fin de semana en la ciudad.

Las parejas con las camisetas rivales, niños con la playera de Gallos y padres con la de Pumas se veían en las entradas.

Un vendedor, en cuyo puesto destacaban las camisetas de los universitarios, comenta que se venden más casacas del cuadro felino, por venir solamente una vez al año a jugar a Querétaro.

“Las de Gallos se venden luego, ellos siempre juegan aquí”, apunta.

Ya en el interior del estadio todos buscaban su puerta de acceso para tomar parte del espectáculo del futbol, corrían de un lado a otro, ajenos a las edecanes que descansaban sentadas en el piso, preparándose, tomando fuerzas para dar la “vuelta olímpica” al medio tiempo, como parte de su trabajo.

La expectativa para ver de nueva cuenta a los Gallos, con flamantes refuerzos y ante Pumas, pudo más que la lluvia que amenazaba con caer por el rumbo de La Corregidora, como sólo llueve en Querétaro.

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