La historia de Daniel Rudy Ruettiger ha trascendido por poco más de 40 años.

Su determinación y esfuerzo para llegar a lo que en su juventud vivió el 8 de noviembre de 1975 con su equipo de futbol americano colegial, Notre Dame Figthing Irish, una de sus metas más anheladas, sigue siendo un recordatorio de que la persistencia para el ser humano es de las virtudes más importantes, a pesar de tener todo el entorno en contra. El nunca darse por vencido.

Pero ese día sólo fue la culminación del camino para llegar a ese primer objetivo, trascendental en su existencia, después de varios años de insistir, de no rendirse por más que recibió descalificaciones de las personas a su alrededor.

Por eso el ex jugador de futbol americano universitario, una leyenda desde ese entonces, ha llevado su mensaje de superación a varias partes del mundo, y en su visita por el estado donde impartió la conferencia motivacional “El mundo decía no puedes: él pudo”, platicó con EL UNIVERSAL Querétaro en exclusiva donde reconoció estar impresionado “con la pasión de la gente de México para traerme y tratar de contactar con mucho más personas”.

Comentó que “espero en esta experiencia poder lograr que las personas entiendan el poder que tiene la gratitud, el poder que da el tener esperanza y el atreverse a lograr lo que cada uno quiera”.

“You’re the man”. En 27 segundos de su vida, los últimos 27 segundos del último juego de la temporada de 1975, Ruettiger grabó su nombre en los libros de historia como quizás el más famoso graduado de la Universidad de Notre Dame.

Hijo de un trabajador de la refinería de petróleo y el tercero de 14 hermanos, Rudy pudo demostrar su tenacidad para alcanzar el éxito.

Actualmente, Daniel Rudy Ruettiger es uno de los oradores motivacionales más populares en Estados Unidos.

Fueron años de gran determinación para superar obstáculos y críticas externas (sus atributos físicos como estatura, peso e incluso su bajo rendimiento escolar a causa de dislexia, eran factores en contra), pero Rudy logró su primer sueño: asistir a Notre Dame y jugar al futbol.

Ruettiger se enlistó en la armada norteamericana después de la secundaria, por dos años. Trabajó posteriormente —otros dos años— en una planta de energía y durante ese tiempo insistió en ingresar a la Universidad de Notra Dame. Sus bajas calificaciones generaron que cursara los primeros años de su universidad en un colegio cercano, el Holy Cross College. Luego de dos años de estudio, de descubrir que padecía dislexia y cuatro intentos, Notre Dame por fin le abrió sus puertas en 1974.

Contra todo pronóstico, Rudy entrenó con el equipo universitario hasta que tuvo la oportunidad de jugar el único partido de su carrera y cuando logró la captura final del mariscal de campo del equipo rival, Georgia Tech, que no significó el triunfo “porque ese juego, estaba ya ganado” —contó Ruettiger—, sino la cumbre de una historia de esfuerzo que todos habían constatado.

Salir a hombros de ese estadio, emblemático para él, al principio le provocó “vergüenza, pensaba que no era meritorio y le decía a mis compañeros que me bajaran y ellos no lo hacían. Me decían ‘tú eres el hombre’, y hasta años después entendí el significado que tenía porque no estaban honrando mi jugada final, sino todo el camino que recorrí, todo lo que significó esta historia”, confesó en charla con esta casa editorial.

Underdog = desvalido. Llegar a la NFL (National Football League) nunca estuvo dentro de los planes de Ruettiger. Su sueño “era uniformarme con Notre Dame, salir por ese túnel y quizás jugar algún partido y precisamente porque no me di por vencido nunca, y seguí practicando y practicando, entonces pude hacer esa tacleada”, que al final resulta en el pináculo de la historia de la película que se filmó, basada en la vida de Rudy, que se estrenó en 1993.

—¿Después de ese logro personal, como te sentiste con los obstáculos posteriores que se presentaron en tu vida?

“El principal obstáculo después de haber tenido ese éxito en mi vida, fue el hecho que no sabía que hacer después, no tenía un plan, no tenía otro sueño, sin embargo, después de la tacleada al final del juego, durante la celebración, alguien se acercó y me dijo: ‘esto sólo pasa en las películas de Hollywood’… ahí se sembró una semilla que, al principio, no sabía para que serviría.

“Vi la película de Rocky, después vi Hoosiers y de pronto pensé que podría hacer eso, por lo que desde ese momento la idea de hacer una película rondó mi cabeza y ese se convirtió en mi próximo sueño para cumplir, algo que me llevó 10 años cumplir, hasta 1993”, relata el ahora orador motivacional.

La productora cinematográfica Tristar inmortalizó su historia de vida en Rudy, filme escrito y producido por Angelo Pizzo y David Anspaugh, mismo que realizó Hossiers.

Sus hijos, la mayor motivación. Inspiración para miles de personas alrededor del mundo durante 42 años mediante sus libros y la película (que ahora busca reeditar y está en las gestiones para hacerlo), Daniel Ruettiger platicó a este diario que ahora él encuentra en sus dos hijos su mayor motivación, al ver que cada uno lucha por sus sueños.

Pero, ¿cómo ha sido el crecer para sus hijos junto a una leyenda en su país? “Creo que ha sido interesante para ellos porque muchos de sus amigos conocen la historia de su papá y de pronto han tenido problemas y han querido hacer cosas por ellos mismos, sin embargo, han sido importante estas vivencias por la inspiración que tienen por parte de su padre.

“Rudy es el underdog, que representa a la persona a quien nadie le ve posibilidades y finalmente gana, eso ha sido importante para ellos, saber que aunque el mundo no te dé la confianza o posibilidades de ganar no importa, pues si te lo propones realmente lo puedes hacer”.

Finalmente, Rudy Ruettiger consideró que aparte del filme basado en su vida, disfruta de otras películas con cargas motivacionales.

“Realmente no creo que haya muchas más de futbol americano, me encanta Duelo de Titanes, disfruté muchísimo Rocky, de box, Persiguiendo un sueño, de béisbol y Creed, son las películas que representan la esencia del sueño americano”.

Un sueño que se hizo realidad para Ruettiger, acompañado por un profundo mensaje de esfuerzo que no pierde vigencia luego de 42 años y que por primera vez comparte con los mexicanos.

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