Jorge Gutiérrez avanzó rápidamente al centro del ruedo de la Plaza Santa María luego de colocar una estocada perfecta a “Generoso”, ejemplar con el hierro de Carranco que cayó fulminado ante las ovaciones de pie del respetable.

En medio de la plaza, primero agradeció a los tendidos y luego miró al cielo agradeciendo a su compadre Jorge San Román, la oportunidad de volver a torear luego de siete años de retiro absoluto. Un regreso triunfal que le dejó el corte de dos orejas como premio a tan emotiva y exclusiva presentación, emoción que lo llevó hasta las lágrimas.

Qué manera de volver del “Coloso de Tula” a la plaza donde tiene el récord de más corridas navideñas consecutivas, quien demostró que su pasión y entrega a la fiesta brava no pierde vigencia y con un toreo magistral, lleno de emoción, logró superar la expectativa que se había generado para su regreso en el homenaje póstumo que organizó la Fundación Big Bola en su tercer Festival Taurino denominado “Jorge y ya”, en honor al torero Jorge San Román y a beneficio de su familia.

Tras recibir los dos apéndices, Jorge Gutiérrez paseó por el ruedo queretano y le lanzaron la tradicional bota de vino, de la que no dudó en beber, mientras el público le contaba los 10 segundos de rigor.

El homenaje póstumo a Jorge San Román se tornó muy emotivo desde el comienzo, cuando durante el paseíllo inicial, la esposa y los hijos de Jorge, estuvieron en el ruedo durante la entrada de los seis matadores que protagonizaron este festival taurino. Una gran entrada en los tenidos, casi similar a la corrida navideña del año pasado.

Una lona con la imagen de Jorge San Román dio la vuelta al ruedo antes de comenzar el festejo en medio de una gran ovación de los presentes. Posteriormente cientos de globos fueron lanzados por los aires junto a una docena de palomas blancas que volaron fuera del coso de avenida Constituyentes.

Óscar San Román fue el segundo en aparecer, aunque su rival en turno, de la ganadería Marrón, fue devuelto porque se encontraba en mal estado tras una voltereta que le lastimó la pata trasera.

Le trajeron un astado de Carranco, llamado “Vive”, el cual le complicó las cosas al torero queretano, pues no daba juego, y aun así sacó la casta en las tandas con la muleta que poco a poco fueron arrancando los olés de los tendidos.

Con una buena estocada con la espada, logró un emotivo final, pero la falta de ayuda por parte del toro generó que no luciera y tuvo la encomienda de torear tras la gran faena del maestro Gutiérrez, que fue difícil superar.

El respetable pedía con los pañuelos la oreja para San Román, pero el juez no la otorgó y el primo del homenajeado se fue en blanco, tan solo con el reconocimiento de los presentes.

Llegó el turno de Julián López “El Juli”, quien se enfrentó a “Buen amigo” procedente de la ganadería Montecristo, y aunque en el inicio de la faena emocionó en grande a la afición, el toro vino a menos y complicó las cosas para el diestro madrileño, pues en sus embestidas ignoraba la muleta y buscaba la humanidad del matador. Su presentación finalizó con tres descabellos para irse en blanco en este festival.

Apareció en el ruedo “Buen Hombre” de Celia Barbabosa para Alejandro Amaya, el cuarto torero en presentarse en la Santa María, quien se mostró voluntarioso en su faena aunque abrevió y mató pronto entre rechiflas.

Alejandro Talavante fue el segundo triunfador de la noche luego de emocionar con “Siempre Alegre” de Fernando de la Mora, el cual se prestó al juego y ayudó al torero extremeño a cuajar una gran faena que celebraron los tendidos.

Talavante brindó la faena a la viuda de Jorge San Román, y luego de un gran trabajo con la muleta se tiró a matar con el acero, una estocada en buen sitio que le valió el corte de dos apéndices.

El último en aparecer fue el queretano Octavio García “El Payo”, quien tuvo poca suerte con su ejemplar, “Ser de luz”, de la ganadería La Estancia, que complicó las cosas y no pudo lucir para triunfar en la noche.

Fue “El Payo”, quien al término de la noche taurina de gran ambiente, nostalgia y emoción, que sirvió para celebrar la vida de un apasionado de la fiesta brava, el matador Jorge San Román, levantó en sus hombros a Jorge Gutiérrez para dar la vuelta al ruedo junto a Alejandro Talavante, con lo que se cerró con broche de oro el emotivo festival.

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