Superar a un equipo que ha caído en siete de sus últimas 10 visitas a la antigua Ciudad de los Deportes es todo lo que el Cruz Azul debe hacer, para fulminar la racha de seis torneos consecutivos sin clasificar a la Liguilla (la más prolongada en su historia).

La misión parece sencilla... Hasta que se echa un ojo al pasado reciente del equipo, hoy dirigido por Francisco Jémez, ese que suele ingeniárselas para fallar a la hora cero.

Esta tarde, La Máquina recibe al Veracruz con la misión de meterse a la fase final por primera vez desde el Clausura 2014. Pese a que inició la jornada en el noveno puesto, el choque entre el Necaxa y el Morelia le permite controlar su destino. Un triunfo le garantiza el boleto. El problema es que viene de superar a los Monarcas (2-1) y no gana dos partidos de liga en fila desde hace dos años y tres meses.

La más reciente ocasión que lo logró fue con Sergio Bueno en el banquillo. El domingo 2 de agosto de 2015, superó al Guadalajara en el estadio Chivas (1-0), con anotación del lateral Fabio Santos. Seis días después, en el Azul, se impuso al León (2-0), gracias a otro tanto del defensa brasileño y uno más de Christian Giménez.

Desde entonces, la irregularidad ha sido el sello distintivo de los cementeros, incapaces de ligar triunfos en la hoy llamada Liga MX. Esa falencia les ha impedido catapultarse a los primeros sitios de la tabla y lograr lo que antes era prácticamente un trámite para ellos: ser uno de los ocho invitados a la Fiesta Grande del balompié nacional.

Hoy pueden volver.

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