LOS ÁNGELES.— Si el beisbol es 90 por ciento mental y la otra mitad físico como alguna vez sentenció el legendario Yogi Berra , el mexicano Jorge De la Rosa es un ejemplo de ello. El lanzador de los Rockies de Colorado es un hombre temperamental que tiene en las emociones un detonante para el éxito o un lastre que lo arrastra hacia el fracaso.

Con cinco victorias consecutivas y un juego en el que coqueteó con el sin hit ni carrera el pasado viernes, De la Rosa ha sufrido una transformación con relación al inicio de la campaña, donde sufrió tres derrotas y una salida sin decisión.

La razón de la metamorfosis Jorge la explica:

“Cuando empezó la temporada estaba queriendo hacer cosas de más. Ahora estoy más relajado, enfocado en hacer mis pitcheos y eso me ha ayudado a retomar mi control y comando”, declaró en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL.

Y es que antes del playball de la campaña 2014, el zurdo acumuló diversas emociones que lo tuvieron como una olla de presión, ya que en principio del año su madre, Juana, murió víctima de cáncer y a finales del Spring Training fue nombrado el pitcher abridor de la temporada 2014 de los Rockies.

“Todos aquí somos buenos pitchers, tenemos que dar crédito a todos los lanzadores que hay en el equipo, Colorado me dio la oportunidad de abrir por primera vez en un inicio de campaña y a mí me queda salir cada cinco días a hacer mi trabajo y lo mejor para toda la organización”, señaló el serpentinero, quien ya acumula 42 ponches y un promedio de efectividad de 4.14.

El as de la rotación del manager Walt Weiss explicó que fue un error intentar subir la velocidad de sus pitcheos y que ello lo llevó a perder el control de su serpentina.

“En los primeros juegos quería hacer de más, traté de lanzar más duro de lo que habitualmente lo hago, de buscar pitcheos más complicados pero todo eso me estaba perjudicando. Ahora estoy liberando y haciendo lo que me corresponde”.

La recta de De la Rosa y el splitter han sido los lanzamientos con los que el mexicano se ha sentido más cómodo y con el que está consiguiendo la mayoría de los ponches.

Consolidado ya con una carrera de 11 años, Jorge De la Rosa se encuentra en su último año de contrato, pero prefiere por ahora no pensar en ese tema.

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