BARCELONA.— Una frustración tras otra, dificultades en la gestión de un equipo en transición y falta de títulos de importancia: Gerardo Martino y el Barcelona se toparon en simultáneo con el fin de un ciclo.

El técnico argentino anunció ayer su salida del club azulgrana, poco después de haber empatado 1-1 contra el Atlético de Madrid y perder el título de la Liga en el estadio Camp Nou, ante 97 mil personas.

“Lo que quería era comunicar que, de común acuerdo con el club, he dejado de ser el entrenador del Barcelona”, afirmó El Tata, en una declaración ante la prensa en la que no aceptó preguntas.

La aventura de Martino en el Barcelona apenas duró diez meses y tuvo un final desagradable, pues sólo ganó la Supercopa española y perdió la magia de sus estrellas, incluido Lionel Messi.

A lo largo de su breve etapa, Martino no tuvo que lidiar exclusivamente con problemas futbolísticos, sino que se vio inmerso en conflictos extradeportivos que alteraron el día a día azulgrana.

Los problemas de Messi con el fisco español, la renuncia del entonces presidente Sandro Rosell tras un escándalo en la operación de la compra de Neymar, el fallecimiento del ex entrenador Tito Vilanova y la sanción de la FIFA al club por irregularidades en la compra de futbolistas juveniles representaron un atentado constante al trabajo del ex técnico del Newell’s argentino.

“Lamento no haber podido ayudar a los muchachos a conseguir los objetivos que el club se trazó y sí consiguió en los últimos años”, agregó el técnico de 51 años con el rostro adusto.

Fue extraño, pero la crisis de Martino y el Barcelona se gestó en la segunda mitad de la temporada, al revés del guión esperado en la relación entre ambos.

Durante el semestre inicial, el argentino supo adaptarse al tren de juego del equipo azulgrana, que todavía mantenía la estela de la temporada récord bajo el mando del saliente Tito Vilanova.

Incluso, Martino supo mantener al Barcelona firme ante la seguidilla de lesiones y ausencia prolongada de la estrella Messi y dosificó con inteligencia la adaptación de Neymar al primer equipo azulgrana.

Los problemas para el argentino se precipitaron tras la eliminación en los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Atlético.

El Barcelona evidenció fallas a la hora de cambiar su ritmo de juego y se mostró apático ante un Atlético ordenado y ambicioso. Como si fuera poco, los problemas azulgranas se incrementaron al perder la Copa del Rey ante el Real Madrid.

Martino y Messi fueron carne de cañón de las críticas de la prensa local y el aroma de fin de ciclo del equipo más ganador del último lustro comenzaba a percibirse. Al final, El Tata optó por hacerse a un lado.

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