TORREÓN.— Su endurecido rostro ni siquiera se modificó con la celebración del lagunero más lagunero. José Manuel de la Torre sabía que era otra noche difícil, más allá del resultado.

Serio, el director técnico nacional pegó unos cuantos gritos, mientras sus jugadores rendían pleitesía al hombre que maquilló las carencias con la más sencilla y dulce definición en su carrera. Oribe Peralta cumplió un sueño. Al Chepo le cuesta trabajo conciliarlo.

Velada complicada para el timonel e histórica para Javier Hernández, quien llegó a 28 anotaciones con la camiseta nacional, lo que le permite meterse en el Top 10 de máximos realizadores en la historia del Tricolor.

La frialdad de la estadística está del lado del estratega, pero es un perfeccionista, adicto a que sus equipos funcionen en sincronía. La Selección Mexicana sólo muestra chispazos. Casi todos los de ayer, cortesía de Ángel Reyna.

El irreverente atacante concibió la jugada que provocó el gol que hizo explotar de orgullo a miles de gargantas laguneras. El portero Dagoberto Portillo se empeñó en hurtarle la alegría de marcar, pero no el protagonismo. Aquella ráfaga que salió de su pierna derecha fue inatrapable para el arrojado meta centroamericano, quien dejó el esférico a merced del Cepillo.

Lo demás fue simple rutina para un depredador del área. Pase a la red (64’), victoria (2-0) asegurada, perfección en la actual ronda eliminatoria, aunque no sirvió como bálsamo para su estricto director técnico, quien observó de pie, como si fuera un partido de vida o muerte, los minutos finales… Incluso después del tanto firmado por Javier Hernández (85’). Ya igualó a Benjamín Galindo en el décimo sitio de los hombres que más celebraciones tienen con el Tricolor.

Amargo adiós para 2012, año histórico en cuanto a resultados, mas con la mácula de que esta Selección Nacional sufre de más cuando juega en casa. Salir del Estadio Azteca no sirvió como revulsivo para un equipo enamorado del masoquismo.

De la Torre cargó con buena parte de la responsabilidad. Sólo alineó a cuatro titulares habituales (Severo Meza, Francisco Javier Rodríguez, Andrés Guardado y Peralta)… Hasta Chicharito comenzó en la banca.

Tuvo media hora para resarcirse, tras aquella funesta velada contra Guyana. Le bastaron 25 minutos para exorcizar fantasmas. Anotación histórica, con tintes de bálsamo. Hasta se animó a dedicarla a alguien muy especial para él: su novia.

Se trata de un chico que, además de talento, nació bajo la insignia de la inmortalidad. Más allá de que vive un momento oscuro con la Selección Mexicana y el Manchester United, acumula tres cotejos en fila con anotación.

Lo que explica la pícara sonrisa que esbozó mientras regresaba a la mitad de la cancha que correspondió a los locales, gesto que contrastó con el rígido gesto de Chepo, quien solicitó entrega hasta en el último minuto.

Cualidad que jamás ha faltado en su equipo. Lo que padece es un poco más serio, tiene que ver con el funcionamiento, aunque su paso estadístico resulta irrefutable. En partidos de carácter oficial va 12 de 12, con una Copa de Oro obtenida y la clasificación al hexagonal final rumbo a Brasil 2014.

Números que lo respaldan, pero él quiere una mejor expresión estética, lo deja ver con la dureza de su rostro, ese que no cambió ni con los goles del consentido de La Comarca Lagunera y el ahora histórico Javier Hernández.

Agridulce perfección tricolor.

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