hector.morales@eluniversal.com.mx
Hay mucha nostalgia en El Conejo. Tanto desea ceñirse la corona del futbol mexicano que su mirada se vuelve cristalina al escuchar la palabra “campeón”. Extraña serlo.
Hace mucho tiempo que Óscar Pérez, ese portero saltarín de atajadas inverosímiles, pudo tocar el cetro. Era el Invierno de 1997 y militaba con el último Cruz Azul que se subió a lo más alto del podio. Ahora con Pachuca se siente cerca de poder vivir esa sensación que sólo da el poder ser parte del mejor equipo en el balompié nacional.
“Sí, cómo no, extraño ser campeón”, dice el meta tuzo. “La verdad es que extrañaba las liguillas y bueno, pues estoy muy contento. Hoy estoy peleando la final y vamos a ver qué es lo que pasa. Trataremos de lograr el título y a ver qué es lo que nos espera”.
Las vueltas del destino hicieron que el veterano portero alcanzara su único título de Primera División ante el León y hoy, justo ante este rival es con el que puede lograr la segunda gloria en su longeva carrera futbolística.
“Fíjate, lo que son las cosas de la vida”, señala. “Ante ellos [los Esmeraldas] fui campeón y ahora me toca enfrentarlos otra vez en estas instancias. Esta es una nueva historia, pero guardo recuerdos muy bonitos de aquella final”.
Pérez se convirtió en un icono de la portería en el balompié nacional. Dos veces mundialista (Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010), se ha mantenido en forma, pese a los 41 años que tiene. Todavía “posee” piernas para llegar a balones imposibles y sus reflejos permanecen intactos, tras el paso del tiempo.
Prueba de ello fue el duelo de ida de la final frente a los Panzas Verdes, donde hizo un par de atajadas que pudieron cambiar el rumbo de la serie y, quizá, hacer que los Esmeraldas hubieran llegado con ventaja al estadio Hidalgo.
Pero hubo una etapa en la carrera del Conejo en la que tuvo que deambular por varios equipos. Con Necaxa, Jaguares y San Luis estuvo confinado a la eterna lucha por la permanencia en Primera División que sostienen esos conjuntos.
Ahora, Pachuca se convirtió en el sitio para que el carismático portero obtuviera una oportunidad para competir por ser campeón.
“Por muchas situaciones, estaba en equipos que peleaban otras cosas”, recuerda. “Ahora estoy en la Liguilla y extrañaba eso. Por eso hay que trabajar muy duro para poder ganar este torneo”.
Con la ventaja en el duelo de ida de 3-2 sobre León, el título pareciera que se quedará en La Bella Airosa el domingo, pero Pérez no se confía.
“La verdad es que ni cerca lo siento todavía el título, y bueno si queremos ser campeones tenemos que mejorar lo que se hizo en la ida”, señala. “Hay que seguir trabajando, no nos podemos confiar, todavía quedan 90 minutos que van a ser igual de complicados que en la ida”.
—¿Qué porcentaje tienen los Tuzos del trofeo de campeón, luego de vencer en el primer partido de la final [en el estadio León]?
“Ninguno. Hay que ganar otra vez en nuestra casa para coronarnos”. Lo dice Óscar Pérez, un portero que extraña ser campeón, pues hace 17 años que logró el único en su carrera.