LEÓN.— Más de 500 partidos jugados, y aún se enoja. Casi 30 trofeos levantados, y aún se enoja.

Más de 18 años como profesional y aún se enoja.

¿Es que Rafa Márquez tiene problemas con su carácter? No, es que aún, y a pesar de todo lo ganado, todavía tiene sed de triunfo.

“Pudimos haber hecho más”, dice un Rafa serio, que no mueve un músculo del rostro, un rostro al que le falta un título más en su larga y gran trayectoria.

Y es que el 2-3 con el que León visitará a Pachuca en el duelo de vuelta por la gran final del futbol mexicano, no lo deja para nada satisfecho. “Pudimos haber empatado”, asegura.

“Hicimos un gran partido, generamos muchas llegadas de gol, pero… (y es que siempre hay un pero), las desatenciones atrás”, comenta el capitán del León.

Las desatenciones valieron los tres goles de los Tuzos. Dos a pelota parada, ambos de Enner Valencia y uno más por perder la pelota en la salida. “Eso cuesta, pero las fallas atrás hacen que digas que pudimos hacer más. Tuvimos muchas llegadas, pero El Conejo [Óscar Pérez] hizo de las suyas, me sacó una a mí en un tiro libre [casi al final del juego] y además nos sacaron una pelota en la línea de gol. En fin…”.

Y ¿cómo gana el León? De la única manera que sabe, y que está integrada en su ADN: saliendo a atacar, a morder al rival, no importa que estén lejos de su territorio.

“Todos conocen la filosofía del León y no vamos a escatimar nada en el Hidalgo. Esa filosofía nos da confianza. Lo que hemos hecho a lo largo de este torneo y el anterior nos dice que lo podemos lograr”.

Pero aún sigue molesto. Quizá sea con el árbitro con el que tuvo muchos roces. Quizá sea con Valencia, al que tuvo que marcar muy de cerca. Quizá sea con él mismo, porque sabe que el perder como local no es algo que esté permitido en León.

“Bueno, pero es mejor un 2-3 que un 1-3. Así es el futbol, ahora a tratar de resolverlo allá”.

—¿Qué debe de hacer León para la vuelta?

“En primer lugar recuperarse muy bien, descansar y luego a preparar el juego. Seguro que allá en Pachuca el partido será igual o más abierto que aquí. Así se juegan las liguillas en México, y así es como queremos jugarlas, dando espectáculo”.

Pero hay algo que no deja satisfecho a Márquez, que lo deja con una espinita clavada.

Quizá sean los tres goles que le metió el Tuzo. Quizá sea el que El Conejo le haya sacado ese gran disparo cerca del final del partido. Quizá sea el clima…

No, lo que pasa es que Rafa Márquez tiene hambre, hambre de triunfo, hambre de gloria.

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