MOROLEÓN.- Octavio García “El Payo” rescató una tarde en la que parecía que ninguno de los matadores saldría con algún apéndice en la segunda corrida de la Feria de Moroleón 2014, en Guanajuato, luego de cortar una oreja al ejemplar de regalo con el hierro de Pepe Garfías con el que cerró plaza.

Con ello salvó el espectáculo que hasta ese momento había dejado un agrió sabor de boca por el poco juego de los ejemplares de Barralva, pero “El Payo” pese a fallar con la espada logró pasear un apéndice por el ruedo guanajuatense, en el que los alternantes Alejandro Talavante y Fernando Ochoa, no corrieron con suerte así como el joven rejoneador queretano Alejandro Zendejas, aunque el público reconoció con palmas el esfuerzo para la lidia.

Con el último ejemplar de la tarde llegaron las emociones faltantes en el resto del festejo. El rubio queretano supo llevar a su toro con una faena que fue de menos a más y que arrancó sonoros olés en los tendidos. Toreó con maestría con ambas manos, e incluso se escuchó una leve petición del indulto.

“El Payo” se tiró a matar con la espada y no acertó, y luego de recurrir en varias ocasiones al descabello, fue premiado con sólo un apéndice que el respetable le solicitó al juez por la gran faena salvadora de la tarde.

Con el séptimo ejemplar de la tarde llegó sin virtudes al último tercio. El diestro queretano mostró su técnica, buscando la respuesta del toro de Barralva, pero este no lo dejó lucir.

Incluso, al tirarse a matar el torero sufrió un traspié y estuvo a punto de ser herido, por lo que el rubio queretano decidió regalar el sobrero.

La misma historia se presentó para “El Payo” en el cuarto toro de la tarde, un ejemplar que impidió cuajar una faena de altura, y al final el queretano finalizó su presentación agradeciendo el reconocimiento del público presente que ocupó alrededor de tres cuartos de la plaza Alberto Balderas.

Por su parte, el extremeño Alejandro Talavante se encontró con un toro de muy pocas posibilidades con el que apenas dejó algunos detalles de gusto.

Con su segundo ejemplar de la tarde, el diestro español se topó de nueva cuenta un rival de poco juego. A pesar de lograr buenos pases con la muleta, el toro vino a menos y Talavante a la hora de matar falló con el acero.

El tercer torero a pie que partió plaza fue Fernando Ochoa, en su despedida del coso guanajuatense, quien también fue aplaudido gracias a una faena elegante y con destellos de buen toreo al primer ejemplar que se lidió a pie.

Con su segundo ejemplar Ochoa generó una faena emotiva, conectó con los tendidos, pero el astado no se prestó al juego y el matador se fue con las manos vacías.

El encargado de abrir plaza fue el joven rejoneador queretano Alejandro Zendejas, a quien se le vio voluntarioso en su actuar dentro del ruedo, y aunque falló con el rejón de muerte, la gente le respondió con sus aplausos su labor.

Un día antes, Diego Silveti y Joselito Adame brindaron una gran tarde taurina con un interesante mano a mano, donde el torero hidrocálido cortó tres apéndices en tanto que el torero de dinastía cortó dos, quienes compartieron la salida a hombros por la Puerta Grande del coso guanajuatense.

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