BARCELONA.— El futbolista español Carles Puyol dijo adiós al Barcelona después de casi 20 años en el club en un emotivo acto en el Camp Nou, donde estuvo arropado por familia, dirigentes, entrenadores y compañeros.

La botella de agua que el club dispuso al lado de su micrófono en el auditorio 1899 se le quedó pequeña al capitán azulgrana, quien recurrió casi compulsivamente a ella para poder contener la emoción en su adiós al club en el que ha desarrollado toda su carrera deportiva, desde 1995.

A Puyol, que siempre destacó por su coraje, le costó lidiar con las emociones de la despedida. Se le entrecortó la voz y tuvo que detener su discurso para tragar saliva y poder seguir con el relato de una vida en azulgrana y de un adiós precipitado por el cartílago de una rodilla que apenas le dejó jugar esta temporada.

Tampoco lo hará este sábado, según él mismo anunció, en el duelo ante el Atlético de Madrid que decidirá una Liga que, cree, aún puede ser del Barcelona.

Muchas personas queridas, demasiados elogios, como para no ceder a la emoción y seguir siendo el hombre de hierro que siempre pareció en la cancha.

Nadie quiso perderse lo que el club calificó como “un momento histórico”. Ahí estaban su familia, sus compañeros de equipo y todo el cuerpo técnico encabezado por el entrenador Gerardo Martino. Los presidentes del club que coincidieron con Puyol, excepto el recién dimitido Sandro Rosell.

Todos escucharon decir a Puyol, con la voz temblorosa, que su rodilla le obliga a irse y que su recuperación “para poder hacer una vida activa” será a partir de ahora su prioridad.

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