FORTALEZA.— Gloria a través de la venganza. Ese pequeña nación centroamericana llamada Costa Rica derrotó 3-1 a Uruguay, para desquitarse de hace cuatro años, cuando el cuadro celeste la dejó fuera de Sudáfrica 2010 en el repechaje.

Clímax histórico para los ticos, “pura vida”, dirían ellos. Cuando parecía que su participación en Brasil 2014 sería anecdótica, le dieron una repasada a la Garra Charrúa. Un baile que recordarán siempre los costarricenses.

Uruguay, acostumbrada a dar batacazos, a añadir páginas épicas a su libro futbolístico, recibió un palo proveniente de su propio karma.

La selección del Maracanazo, la que hace 64 años había asombrado al mundo con una victoria sobre Brasil, ahora provoca la misma sensación, pero totalmente opuesta.

De poco le sirvió irse al frente con gol de Edinson Cavani, de penalti. La debacle alcanzó al cuarto lugar del orbe vigente.

Perder con Costa Rica en su debut en Copa del Mundo llenó de vergüenza a los sudamericanos, enrrojeció sus rostros por ser vencidos por el más débil del Grupo D.

“El golpe, no sólo es por la derrota, sino por la forma. Hacía años que no nos hacían goles de esa manera”, dijo Óscar Tabárez, técnico charrúa.

Los tantos de Joel Campbell, Óscar Duarte y Marcos Ureña hicieron que los centroamericanos vencieran por primera vez a un combinado campeón del mundo. Más que eso, envalentonó a los ticos en uno de los Grupos de la Muerte.

“Vamos a clasificar a la segunda ronda”, dijo el atacante Campbell, tras el partido disputado en Fortaleza, en donde puso el empate 1-1, tras fusilar a Fernando Muslera. “Nunca pensamos que fuéramos a perder, estoy feliz”, añadió el joven atacante del Olympiakos”.

En el 58’, Costa Rica consiguió la sorprendente, pero merecida remontada. Fue con la receta uruguaya justamente: a pelota parada.

Fue a través de un cabezazo de Óscar Duarte, que le ganó la posición a Christian Stuani y dejó otra vez parado a Muslera para el trepidante 1-2.

Para la felicidad de Costa Rica, poco importó que el autor del gol haya nacido en Nicaragua.

Como colofón, Marcos Ureña hizo una definición soberbia ante la salida de un indefenso guardameta charrúa. Todo Costa Rica gritó ese tanto, al 84’.

Era el 3-1, la mejor victoria de su historia en un Mundial. Los ticos consumaron de esa manera su venganza como ese pequeño David que se atrevió a pegarle al Goliat celeste.

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