NATAL.— Por ahora, la prensa internacional distingue a José Juan Vázquez por los enormes audífonos blancos con los que llega y sale de los entrenamientos. Todavía es un obrero silencioso del Tri.

La etiqueta no le incomoda. Hace dos años, El Gallito logró el ascenso con el León. Su sueño era disputar un Mundial. Jamás pensó que sería éste.

“Nunca en la vida me lo imaginé”, confiesa el contención titular de Miguel Herrera. “Gracias a Dios, se me presenta la oportunidad y el trabajo es lo que me da”.

El esquema del Piojo demanda gran desgaste al recuperador, ya que se desenvuelve solo. Los volantes ofensivos llegan a auxiliarlo, pero no es su función principal.

La lesión de Juan Carlos Medina abrió las puertas de la titularidad al guanajuatense, quien acepta el reto con seguridad y júbilo. Sus 166 centímetros de estatura le hacen uno de los elementos más chaparritos en la nómina mexicana. No le inquieta, mucho menos tener que su siguiente objetivo sea frenar a futbolistas tan hábiles como Óscar y Paulinho.

“Es un buen reto para saber nuestras cualidades, pero lo vamos a hacer bien”, promete. “Jamás he tenido miedo. Ahora, estoy en el Mundial, y no lo voy a desaprovechar”.

Postura compartida por todos los verdes. Aunque se trata del menos experimentado, Vázquez asegura haberse contagiado de la seguridad y hambre de gloria que irradian varios de sus compañeros: “El equipo ha venido trabajando muy bien; en cada entrenamiento nos matamos, corremos y exigimos uno al otro”.

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