Madrid.— La pancarta en el fondo sur del estadio Santiago Bernabéu dio la vuelta al mundo: “Se busca rival digno para derbi decente”. El Atlético de Madrid acumulaba 14 años y 25 juegos sin saborear un sólo triunfo contra el Real Madrid y la afición merengue hurgaba en la herida.

Desde que Diego Simeone se sentó en el banquillo rojiblanco, en 2012, la rivalidad madrileña ha recuperado interés y sobre todo incertidumbre.

El empate (0-0) entre rojiblancos y Merengues de ayer, en la ida de los cuartos de final de la Champions League, deja abierto el desenlace de la eliminatoria. Los Colchoneros sumaron su séptimo derbi sin perder desde la derrota en la final de la pasada Liga de Campeones en Lisboa (1-4). El ‘Cholo’ quiso restarle importancia.

“No vale”, dijo el director técnico argentino, sobre el invicto. “La vuelta en el Bernabéu [próximo miércoles] va a ser un partido diferente y obviamente el clásico encuentro que nos gusta jugar a todos. Un partido con lo más lindo del futbol: situación de ansiedad, temor, responsabilidad”.

El Aleti ha ganado cuatro derbis y empatado tres desde aquella noche portuguesa. El Madrid, una máquina de hacer goles, fue incapaz de convertir uno solo en cuatro de estos partidos en la temporada.

“Es uno de los mejores equipos del mundo en defensa”, admitió el entrenador de los Merengues, Carlo Ancelotti, sobre el Atlético. “Nos cuesta buscar soluciones. Hoy [ayer] la hemos tenido, pero [el portero Jan] Oblak ha hecho un gran trabajo”.

En 16 derbis con Simeone, el club rojiblanco ha conseguido revertir la pesada herencia de 14 años: seis victorias, seis derrotas y cuatro empates.

Pero el Madrid dio sobrada muestra de que puede acabar con la racha en cualquier momento. El conjunto de Ancelotti fue superior durante los primeros minutos, pero el galés Gareth Bale falló un mano a mano. Los mexicanos Raúl Jiménez (Atlético) y Javier Hernández (Madrid) ni siquiera salieron a la banca. Todo se definirá en Chamartín.

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