Fermín Rivera brindó una excelente actuación con sus dos toros de la ganadería de Villa Carmela ayer ante una pobre entrada en la Monumental Plaza México. Se llevó, por mucho, el mejor lote del encierro. Aprovechó cabalmente las virtudes de sus dos colaboradores: calidad en la embestida, bravura y nobleza. El diestro potosino confeccionó un par de faenas clásicas, sobrias, sin necesidad de recurrir a los efectismos ni la chabacanería. Logró muletazos de gran temple y dimensión, que le fueron fuertemente aplaudidos por la asamblea. Lo único que se le podría reprochar es el no haber cortado las orejas. Procedía otorgarle una del que abrió plaza después de un pinchazo y una estocada, ambos en todo lo alto, pero el juez Jesús Morales, que en muchas ocasiones ha premiado trasteos de menor relevancia, esta vez decidió guardarse el pañuelo.

Tanto el sevillano Daniel Luque como el tlaxcalteca Sergio Flores no tuvieron toros a modo. En el caso de Luque, la materia prima fue totalmente a contraestilo. Su esfuerzo fue debidamente valorado por un público que se metió duramente con el rejoneador Rodrigo Santos, sin reparar en las condiciones de mansedumbre del toro de Marco Garfias que enfrentó en cuarto lugar. Al caballista potosino le habían devuelto el primero de la jornada tras fracturarse los dos cuernos al rematar contra las tablas.

Esta semana habrá corridas en la Monumental Plaza México tanto el jueves como el domingo.

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