En términos generales Fernando Guerrero realizó un trabajo bastante bueno en el partido de vuelta de la final del futbol mexicano, sin embargo, quedó flotando en el ambiente un ligero aroma de que sus decisiones se inclinaron en varias ocasiones al equipo visitante.

Al minuto 36 del primer tiempo, Fernando Guerrero se cayó y no pudo ver unas manos de Israel Jiménez que bien pudo haber sancionado con la pena máxima.

Me pareció rigorista la forma en la que juzgó la barrida de Eduardo Herrera que castigó con expulsión luego de sacarle la segunda amarilla. Esto, sobre todo, si tomamos en cuenta que se trató de una final y no de un partido más de la liga.

Guerrero no midió con la misma vara, toda vez que perdonó la roja a Jiménez en los tiempos extras.

En cuanto a la expulsión de Hugo Ayala, el árbitro central acertó al amonestarlo por segunda ocasión.

Fueron 44 faltas las que sancionó durante los 120 minutos que duró el partido, además, mostró ocho tarjetas amarillñas y dos cartones rojos.

Podemos resumir que las decisiones de Fernando Guerrerono se reflejaron en el marcador y dada la dificultad del partido podemos resumir que el nazareno salió con banderas desplegadas de Ciudad Universitaria.

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