Después de trabajar desde el 1 de mayo para convencer a las autoridades del Condde y de la Conade, de que la natación mexicana tenía buenas posibilidades de hacer un buen papel en la Universiada Mundial con al menos diez nadadores, aquí un panorama de lo que podemos esperar en Taipéi.

No se trata de exagerar y de asegurar que se tendrán medallas solamente por el trámite de un pronóstico. Se trata, de realizar un análisis según el trabajo de estos deportistas.

Al final, solamente irán nueve nadadores mexicanos, luego de que los encargados decidieron que Diana Luna no podía ser parte de este equipo. Con estos nueve, se pueden conseguir resultados importantes, ya que se trata de deportistas cuyo desarrollo —muchos en universidades de Estados Unidos— les ha permitido incrementar su nivel para incluso figurar en los NCAA.

En esta oportunidad para que la natación mexicana resurja de cara a los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018, les presento tres panoramas:

1. Quedar entre los primeros 30 de la competencia, luego de que asistirán algunos de los nadadores que participaron en el Campeonato Mundial de Budapest.

2. Que todos los competidores mexicanos estén, cuando menos, en las finales B.

3. Que al menos dos o tres de los nueve se clasifiquen a finales A.

Para saber más del valor que tendrían estos posibles resultados, clasificar a las finales B es estar entre los mejores 16 del mundo; mientras que quienes logren un lugar en las finales A, quedarían entre los mejores ocho.

No hay que perder de vista a exponentes como Melissa Rodríguez y Mauro Castillo en sus competencias de pecho; además de Long Gutiérrez en pruebas de mariposa y libre.

En 58 años de historia, esta Universiada Mundial —ya se celebró una en México, en 1979—, solamente se ha logrado ganar una medalla en natación, conseguida por Felipe Muñoz en 200 pecho, en la edición de 1973 que se llevó a cabo en Moscú.

En más de los deportes acuáticos, los clavados serán otra buena opción para que México consiga destacar. El experimentado Jahir Ocampo —quien estuvo en Budapest—, es la carta fuerte, además de que buscarán aprovechar la prueba de mixtos.

Los nadadores mexicanos van a tratar de no desentonar con los clavadistas. Sé que es difícil que esto pase. Y se preguntará: ¿Por qué de la noche a la mañana, México puede estar en finales A y B? Los nadadores mexicanos tienen calidad, pero no hemos sido lo suficientemente organizados para indicarles el camino por el que deben ir. Esto parece haber cambiado en el último año.

Este lunes será el abanderamiento y ojalá no tengan que sufrir con cosas fuera de la alberca, como las tallas de los uniformes o las pruebas antidopaje, que no sé si tuvieron la precaución de hacerlas antes, porque la mayoría estudian en universidades de Estados Unidos.

Más histórico será si estos nadadores obtienen alguna de las tres opciones de las que les platiqué arriba. Sobre todo por lo difícil de encontrar estos lugares. Vamos a esperar lo que suceda con los casi 300 atletas que viajarán, cuál será el desempeño de nuestra delegación.

Asistiré a Taipéi como reportero de EL UNIVERSAL para estar al pendiente de los deportes acuáticos. La natación y los clavados se perfilan para dar buenos resultados, y ojalá que a partir de esto, se busque la integración de un buen equipo, que pueda concentrarse en los Centroamericanos de Barranquilla para cambiar lo que ha sucedido en las últimas ediciones, Mayagüez y Veracruz, en las que quedaron relegados.

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